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13/04/2025

Fantasma de la categoría 2

Gonzalo Carrasco / Miércoles, 9 Abril 2025 - 01:00

Para abordar adecuadamente este tema que parece muy escabroso, pero no lo es tanto, es necesario ubicar las dos clases de presidente estadounidense con que nos tocó lidiar como mexicanos cuando fuimos degradados, que para mi la palabra correcta debiera ser sobajados a categoría dos, por la autoridad aeronáutica norteamericana, la FAA (Administración Federal de Aviación) por haber sido considerados como no aptos, como país, para vigilar que algunos anexos de OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), estos signados por cuarenta y cuatro (44) países entre ellos México un lejano 7 de diciembre de 1944; anexos que tienen que ver con la seguridad en aviación. 

Por supuesto que me refiero al presidente Donald Trump, actual mandatario estadounidense; el ramalazo se dio, el 25 de mayo de 2021, no fue un balde de agua helada, fue una copiosa catarata de agua congelada que recibimos en la espalda todos los mexicanos focalizada en la gente que de una forma u otra hacemos aviación. No obstante, lo que se diga o reconozca, fue el presidente del país del norte quien, gracias a la gestión y compromisos realizados por nuestro máximo negociador y gestor de las políticas mexicanas del sexenio anterior, se logró levantar el “castigo” de la categoría dos el 14 de septiembre de 2023. Fue un gran daño el que sufrió la aviación mexicana, fueron 28 meses de zozobra, de incertidumbre, de retraso de planes de crecimiento, entre otros inconvenientes, los que pegaron a nuestro país en materia de aviación.

A pesar de lo que se hablaba en las altas esferas de la política de nuestra nación minimizando el gran problema que representaba para nosotros el permanecer tanto tiempo en categoría 2, el daño fue terrible y no solo para las empresas sino para la clase trabajadora y sistema aeronáutico mexicano. También deberíamos reconocer que el levantamiento del telón de la categoría dos fue negociado, la habilidad de nuestro mandatario de entonces y la buena relación con el mandatario de aquel país permitió la “magia” de devolvernos la categoría uno casi sobre el escritorio. Cuando se revisaron los hallazgos encontrados en la inspección del sistema aéreo mexicano resulta que se encontraron 28 pero a la hora de revisar con mayor minuciosidad resulta que llegamos a duplicar, si no es que más, los hallazgos descubiertos en un principio. Lo que llamó la atención fuertemente fue que a pesar de los escasísimos recursos que se asigna a nuestra autoridad aeronáutica y la cantidad de incongruencias en nuestras leyes y reglamentos, se logró brincar el altísimo obstáculo de la categoría dos. He aquí que el arreglo fue verbal y político, no de fondo como debería haber sido. Esto lo sabemos quienes tenemos una pizca de idea de cómo se arreglan los asuntos en este país, lo que es un hecho es que la aviación CIVIL debe abordarse como un asunto CIVIL no de otra índole. 

Al tiempo vemos que los problemas de nuestra aviación siguen campeando peligrosamente amenazando con permanecer eternamente en este medio, no se ve para cuando se enfrente al toro y se le agarre de los cuernos. Los problemas se han multiplicado y no digamos que solo para las líneas aéreas nacionales que sufren con la hostilidad con que son tratadas, no se les escucha, no se les apoya como se debe ser para facilitar sus operaciones, todo lo demás, los prestadores de servicio como los controladores de tránsito aéreo, centros de capacitación, talleres y una fila de etcéteras. Solo basta ver los recursos que fueron asignados por las autoridades hacendarias al rubro aeronáutico: no les alcanza para nada, bueno, es de risa que a pesar de que se genera mucho dinero solo se les asigne, si bien les va, la cuarta parte de lo que generan. No se han visto cambios de fondo en las reglas para que opere la aviación nacional, todavía se recurre a prácticas incorrectas con la industria quienes prefieren no meterse en problemas denunciando anomalías y atropellos descarados para su funcionamiento que no se ve ni para cuando se erradiquen.

No resulta ocioso afirmar que en cualquier momento el presidente de aquel país firme algún documento ejecutivo mediante el cual se revise cómo ha evolucionado la vigilancia de la seguridad aeronáutica, si se corrigieron los señalamientos hechos los 28 meses que estuvimos en categoría dos. Quienes de alguna forma tenemos que ver con aviación estamos ciertos que no se ha cumplido a cabalidad con los compromisos signados por los mandatarios estadounidense y mexicano para levantar al país de la categoría dos. Simple y sencillamente observando lo que les fue asignado como presupuesto a la autoridad aeronáutica no alcanza para subsanar los hallazgos presentados, pero eso no es todo, no todo es dinero, falta de llevar a cabo muchos cambios a todo el sistema aeronáutico mexicano para poder decir que nuestro país, México, está apegándose a lo estipulado en los anexos de OACI planteados en sus preceptos. Hago un llamado a las autoridades de este país para sopesar lo expuesto ya que una baja de categoría daría al traste con el desarrollo de nuestro país, a diferencia de lo que afirmaban muchos políticos la guillotina no afectaría solo a las líneas aéreas, como desde muy altos puestos se afirmaba, sino a todo el país y su sano desarrollo. Sí el presidente de Estados Unidos es capaz, si le dan ideas, de regresarnos a la categoría dos por falta de cumplimiento a lo señalado en la última revisión de que fuimos objeto y nos envió a la lona de la aviación mundial realmente estaríamos en serios aprietos. Es de sabios reconocer que nuestra aviación no está siendo inspeccionada como lo exigen los anexos relativos a seguridad aérea, urge enderezar el barco para que no nos llevemos un verdadero susto.

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