La automatización en aviación es signo de avance y lo es no solamente en mi actividad sino en cualquiera otra en la que en alguna parte del proceso este se lleve a cabo con una intervención mínima del ser humano. ¿Quien no se maravilla de esto?, ¿quien no se asombra cuando en algún buen documental te muestran la manera tan precisa como se arma un Mercedes Benz?, ¿y qué decir cuando te das cuenta de que el Mercedes Benz se puede estacionar casi solo?, ¿quien no queda igual de impactado por la manera en que un Audi es guiado justo al centro de una carretera por tan solo apretar un botón?, y ¿qué decir de los trenes de muy ata velocidad en Japón, en Alemania o en China que rebasan los cuatrocientos kilómetros por hora y son tripulados por una sola persona?
Recuerdo que hace muchos años volando el MD-80 por allá de los años ochenta algunos de estos tenían la capacidad de aterrizar prácticamente solos, era una maravilla verlos hacer un aterrizaje completo y casi perfecto. La tecnología siguió avanzando a pasos agigantados, el tener la opción de realizar vuelos a los lugares en los que las condiciones climatológicas, en ciertas épocas del año era extrema significaba una gran ventaja comercial, prácticamente nunca dejabas de volar. Las técnicas de vuelo de los aviones modernos se fueron adecuando a la nueva automatización. La tecnología desarrollada en Europa con esa joya de aviones AirBus maravillaba a cualquiera, se automatizaban los pequeños, los grandes Airbuses de vuelos cortos y los de largo y muy largo alcances. Los americanos no se quedaban atrás, la tecnología aplicada a sus aviones competía casi a la par con los europeos.
Antes los aviones de grandes vuelos se operaban con tres pilotos, un capitán, un copiloto y un ingeniero de vuelo, los sistemas del avión se ubicaban en un tablero aparte del de los pilotos. Durante mucho tiempo prevaleció esa manera de viajar, de hecho era indispensable que hubiera tres tripulantes en la cabina de pilotos. En base a eso se ajustó la normatividad y en vuelos de gran calado, digamos que más seis o siete horas de vuelo se requerían tres tripulantes. Así me tocó realizar mis primeros vuelos a Europa en los legendarios DC-10 de la compañía donde trabajé, también los fabulosos DC-8 tenían tres pilotos.
Al cabo del tiempo se logró que se permitieran los vuelos sobre los océanos con aviones de dos motores, cabe hacer notar que la ingeniería de estos aeroplanos era muy sofisticada y la palabra “redundancia” en los sistemas de los aviones cobró gran relevancia. Esto implica que las fallas de los sistemas son prácticamente imposibles, obviamente hubo un cambio importante de mentalidad y la aviación dió un vuelco en beneficio de la automatización. Los engorrosos y “anticuados” tableros de sistemas se concentraban, después del avance, en paneles de control de escasos diez por diez centímetros. Más aún, las fallas que se presentaban se resolvían de manera inmediata y automática, ¡increíble!. Los pilotos se convirtieron en simples operadores de sistemas sofisticados, la capacitación se enfocaba a entrenar a los pilotos a operar los sistemas automáticos y con eso “bastaba”, ya se alcanzaba la seguridad buscada. Se llegaron a escuchar propuestas en el sentido de prescindir de los pilotos en los aviones, ¿para qué quieres pilotos si los aterrizajes lo realizan mejor los aviones solos, no faltan, no se enferman.?, la efectividad de los pilotos se lograba con el hecho de no tocar los sistemas.
Al paso del tiempo la realidad se encargó de situar a todo el mundo de la aviacion en la verdadera dimensión de la actualidad. Empezaron a presentarse accidentes ocasionados por el “exceso” de automatización en los aviones. Muchos siniestros que se dieron por este motivo podrían usarse de ejemplo, el de la Línea Asiana cuyo vuelo con un B-777-300 en el aeropuerto de San Francisco, los de los aviones B-737-MAX en Indonesia y Egipto y muchos más. Las compañías grandes comenzaron al dar importancia al vuelo manual de sus pilotos, les interesaba que estos no se “empolvaran” y fueran capaces de salvar situaciones en casos en que la automatización fallara. Estos cambios de mentalidad y forma de hacer las cosas han tenido que adaptarse de manera vertiginosa a los nuevos entrenamientos. Ahora el vuelo manual de los pilotos es y debe ser incluido en las maniobras diseñadas para mantener la calificación de los pilotos de líneas aéreas, y se terminó aquello que decía que, mientras menos toquen los pilotos el avión más seguro será tu vuelo.
La conclusión es que mientras haya aviación comercial y sean vidas humanas las que se transporten será imprescindible que las aeronaves lleven pilotos debidamente entrenados no solamente en operación de sistemas sino en volar manualmente los aviones sin importar el grado de sofisticación de estos. Ahora bien, el tema de los Drones, esas famosas aeronaves no tripuladas desde dentro pero sí tripuladas desde el exterior y de manera remota, implican un gran reto, ¿es suficiente que el piloto dirija el desplazamiento de estos sin estar montado en uno de estas maravillosas aeronaves? ya veremos como van evolucionando las cosas.
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