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Rafael de Antuñano Sandoval
Es sorprendente la sucesión de tantos accidentes aéreos en las últimas fechas. Sin duda algo ocurre. Es obligado para la OACI y los Estados involucrados investigarlo. Estas instancias siempre estudian y encuentran los motivos que los originan y sugieren las medidas pertinentes.
Los resultados de estas investigaciones derivarán, necesariamente, en un mejoramiento de la seguridad operacional (safety) y contribuirán también en la seguridad de la aviación (security o AVSEC).
Sin minimizar lo trágico de estas lamentables catástrofes, sigue siendo incomparable la cantidad de accidentes entre el transporte aéreo y el carretero o ferroviario. Sin embargo, aunque existen estadísticas suficientes al respecto, esto no debería justificar la frecuencia de estos lamentables hechos por su impacto en la pérdida de vidas humanas y bienes materiales o en la afectación al turismo y los negocios. Entonces, si algo está ocurriendo algo habrá que hacer.
Por ahora me limitaré a explorar algunos conceptos o ideas muy generales.
La aviación civil es una de las ramas industriales más innovadoras desde un punto de vista tecnológico y también una de las más costosas en términos financieros, sin dejar de lado sus altos riesgos operacionales.
En este mismo medio digital (La constante tensión entre seguridad y productividad, Redacción A21 / 24 de mayo de 2022), expuse brevemente la conocida teoría de las dos P (que me fue explicada magistralmente por la especialista en SMS Aleida Bosch Martin).
Esta teoría se presenta, simbólicamente, como una balanza en la que se coloca la Productividad en un extremo y la Protección en el otro. En resumen, cuando se enfatiza en las ganancias (productividad) y se descuida la seguridad (protección) puede generarse un accidente; y cuando, por otro lado, se superpone la seguridad sobre las utilidades puede provocarse la quiebra de una aerolínea. Ningún extremo es bueno, reza la voz popular. Lo conveniente es una balanza equilibrada.
La línea que separa una catástrofe aérea de la quiebra financiera de una línea aérea comercial es tan tenue que no hay lugar para la improvisación y la indiferencia.
Aunque la causa de un accidente aéreo no es unívoca sino multifactorial siempre tiene, en menor o mayor medida, una causa humana, técnica u organizacional. Actualmente, la OACI ha ido más lejos y ha conceptuado a la aviación civil mundial como un complejo sistémico, es decir, como un todo formado por un conjunto muy amplio y diverso de partes interrelacionadas (organismos especializados como la misma OACI, Estados firmantes del Convenio de Chicago (1944), autoridades aeronáuticas estatales, universidades, explotadores de servicios aéreos, colegios profesionales de las diversas especialidades del ámbito aeronáutico, etc.), las cuales persiguen un fin común: un transporte aéreo seguro, eficiente y oportuno.
Por otra parte, ha sido muy ponderado en la actualidad, a nivel mundial, la falta (con visos de crisis) de personal técnico aeronáutico de tierra y aire (pilotos, controladores aéreos, técnicos especialistas, sobre cargos, etc.). Éste podría ser un riesgo cuyas consecuencias, sumadas, pueden ser predecibles.
Un relevo generacional planeado en el sector aéreo se convierte en un asunto de primera importancia. En cualquier ámbito o circunstancia organizacional es difícil corregir repentinamente, de un momento a otro, un asunto tan delicado y complicado. Un relevo generacional planeado no es únicamente la contratación de nuevo personal, sino la formulación, ejecución y evaluación de Políticas Institucionales que lo permitan de manera funcional y sistematizada.
Todo indica que las partes mencionadas arriba, que conforman el “todo aeronáutico” necesitan salir de su zona de confort o inercia, e incluso de la llamada mejora continua, para dar un salto cuántico funcional y operacional que transite de los procesos tradicionales de calidad, basados únicamente en el cumplimiento de estándares, a parámetros más dinámicos de interoperabilidad tecnológica con la incorporación de la inteligencia artificial y el análisis de datos para monitorear y mejorar la calidad en tiempo real.
Es importante, además, profundizar en la cultura organizacional para que todo el personal técnico aeronáutico, de aire y tierra, se sienta responsable por la calidad y no solo en los departamentos designados.
En resumen, y en las mismas líneas generales, enunciaré tres acciones inmediatas, esperando que sean realizadas por parte del “todo aeronáutico” para evitar que se desplome, nuevamente, otra aeronave civil.
- Acciones regulatorias.
- Estudio y/o revisión de normativas.
- Supervisiones y/o inspecciones más rigurosas.
- Capacitación continua.
- Acciones tecnológicas.
- Mejora de sistemas de navegación.
- Tendencia al monitoreo en tiempo real.
- Tendencia al mantenimiento por sensores de equipos y sistemas aeronáuticos.
- Acciones humanas.
- Insistir en el fomento de una cultura de la seguridad.
- Mejorar los canales de comunicación entre todos los equipos de trabajo involucrados CNS, ATM, STA, pilotos, etc.
- Entrenamiento en el manejo del estrés.
Sirva la ocasión para expresar mi satisfacción profesional de constatar que SENEAM, aun en un contexto socio global incierto, está direccionando estas acciones para aumentar su capacidad institucional.
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