Aunque el tema se está tratando en todo tipo de medios de comunicación y redes sociales, no podemos evitar seguir reflexionando sobre él.
Los representantes de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) y de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte (SICT) viajaron a la ciudad de Washington para entrevistarse con la cabeza directiva de la Administración Federal de Aviación (FAA) y tener al tanto a las autoridades de Estados Unidos sobre los pasos que se van dando y así poder negociar en persona las fechas de la nueva auditoría, que podría regresar a México a la Categoría 1.
Han pasado 19 meses desde que las autoridades de AFAC fueron degradadas a categoría 2, después de una primera auditoría por no cumplir con los estándares internacionales de certificación, administración y seguridad aérea, a los que se deben sujetar periódicamente los 193 países miembros de OACI de manera obligatoria.
Son Rusia, Venezuela, Bangladesh, Malasia, Tailandia, Pakistán, Ghana, Curazao y desde mayo de 2021, también México, los países degradados a Categoría 2.
En el caso de México, la FAA ha encontrado en principio 28 fallas puntuales que pueden afectar la seguridad aérea aunque, después de una revisión hace pocos meses, la agencia norteamericana concluyó en que había otras cuatro, para sumar 32, que son los “findings” que deben ser resueltos.
Qué bueno que los representantes de nuestras autoridades aeronáuticas se hicieron presentes en el país del norte, pero me parece que, al final, el viaje de alguna manera sale sobrando, porque todo lo que tienen que hacer es trabajar en la solución de los problemas y, una vez resueltos conforme a estándares internacionales, hacerlo saber a la FAA para que ellos programen una nueva auditoría y verificar el cumplimiento de los requisitos para la recertificación aérea.
Para la FAA no valen las componendas políticas, ni hay perdones, ya que se trata de la seguridad de millones de pasajeros que transportan las aerolíneas de Estados Unidos y México cada año, y todos los países miembros están obligados a cumplir puntualmente con las reglas establecidas.
Debemos decir que, más allá de los modos diplomáticos que se manejan, los representantes norteamericanos saben bien que en el pasado AFAC trató de engañarlos a la hora de revisar procedimientos y documentación, y eso no lo perdonan.
Seguramente, los inspectores de la Agencia Federal norteamericana serán sumamente exigentes, muy analíticos con México en la auditoría por venir, en el cumplimiento de los requisitos para darle la Categoría 1.
AFAC no la tiene fácil, y no será suficiente solo con la posibilidad de cambios en la Ley de Aviación Civil Mexicana para cumplir y pasar esa nueva auditoría.
Se ha comentado hasta el cansancio que el primer paso que se debe dar, es lograr el presupuesto necesario para la operación de la Agencia Federal Mexicana.
AFAC puede ser autosuficiente porque, según nos dicen, las entradas económicas por sus servicios alcanzan los 2 mil millones de pesos anuales, cantidad que es justamente la necesaria para garantizar una operación eficiente, pero hoy solo tiene asignados poco más de 600 millones.
Junto con el recurso económico, hace falta extirpar de una vez por todas la corrupción rampante por todos conocida y hacerse de personal entrenado, experimentado y honesto, que en el medio aeronáutico de nuestro país sobra.
Los diferentes procesos administrativos, en todas las áreas de AFAC, son un verdadero desastre y tienen a aerolíneas y demás usuarios sufriendo todo tipo de retrasos en los diferentes trámites que afectan la operación aérea en nuestro país y esto, por cierto, es perfectamente visible y conocido por las autoridades de FAA.
Ojalá que el general Miguel Enrique Vallín Osuna, nuevo director de AFAC, ponga orden y se rodee de verdaderos profesionales, que lo ayuden a hacer el trabajo para recuperar lo antes posible la Categoría 1.
Sin “maromas” ni engaños, a las autoridades aeronáuticas mexicanas solo les queda cumplir cabalmente con lo exigido para lograr la recertificación aérea.
Estamos viviendo la segunda degradación, la primera fue en el sexenio de Felipe Calderón, quien comprendió bien el problema y en solo tres meses se hicieron los cambios necesarios para recuperar la categoría.
En esta ocasión, ya llevamos 19 meses degradados, y no se ven posibilidades de recuperar la Categoría 1, quizá hasta el verano que entra o después.
No olvidemos que también está pendiente una auditoría adicional, por parte de la propia OACI, programada para el 2023, después de haber sido pospuesta un par de veces.
No podemos seguir cometiendo los mismos errores del pasado, además de aumentarlos. Nuestra aviación y nuestro México merecen otro destino.
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