Siguen pasando los días, y seguramente seguirán pasando los meses (y ojalá no los años) y nuestra autoridad de AFAC continúa instalada en la Categoría 2, sin poder pasar la auditoría en seguridad por parte de FAA.
Realmente, de manera oficial, no sabemos cuáles son los pasos que se siguen (si es que se siguen), por parte de la autoridad aeronáutica para lograr pasar, lo antes posible, la auditoría que está de nuevo pendiente.
Sabemos que el principal problema, para llevar adelante el programa de recuperación de categoría, es la falta de presupuesto y eso, lógicamente, tiene al general Gutiérrez Munguía, director de AFAC, de no muy buen humor.
No se le puede exigir la modificación de los procesos ineficaces, e ineficientes, propios de la Agencia Federal bajo su dirección si no tiene dinero para lo más importante, y todo, aparentemente, gracias a la “pobreza franciscana” que ha sido impuesta por el Gobierno Federal.
Viendo que no hay el avance requerido, debemos preguntarnos si, de manera seria, honestamente el Gobierno Federal está interesado en recuperar la Categoría 1.
Hoy estamos inmersos en los problemas referentes al asunto aeroportuario, y a la manera en que este desorden está afectando a nuestra industria aérea y a las aerolíneas nacionales y extranjeras, y por esta razón, parecería que el tema de la auditoría pendiente de FAA y la de OACI que, por cierto, ha sido prorrogada, ha dejado de ser una nota importante en los medios.
Sin embargo, no es cuestión de medios o de notas. El problema sigue ahí, AFAC no funciona como se supone que debe funcionar y no se ve cómo o cuándo las cosas puedan mejorar y hacer lo necesario para lograr el regreso a Categoría 1.
La burocracia sigue hundiendo cada día más a nuestra Agencia Federal de Aviación Civil, y se lleva consigo, entre otros departamentos vitales para su funcionamiento, al CIAAC, en otras épocas, uno de nuestros mayores orgullos.
También al departamento de certificaciones, al de investigación de accidentes, al departamento de licencias, a personal técnico, pasando por medicina de aviación y más.
El daño a nuestra industria aérea es ya un hecho, y parece empeorar mientras aerolíneas extranjeras hacen su agosto aumentando vuelos y frecuencias, desde y hacia Estados Unidos, mientras la Categoría 2 tiene restringidas a nuestras empresas aéreas para aumentar vuelos de manera, digamos, al menos equitativa.
El afán actual por usar a mayor escala el AIFA, que quiere incluir más vuelos internacionales, o la remodelación del Benito Juárez, o el tenue intento de hacer despegar el aeropuerto de Toluca, no garantizan la modernización y la eficiencia en el funcionamiento de nuestras autoridades aeronáuticas, y no tienen nada que ver con los resultados de una auditoría porque los aeropuertos no son auditados por la FAA.
Tristemente, y lo podemos atestiguar todos los días, en nuestra industria aérea poco funciona como debe ser.
Sigue inmersa en una burocracia rampante, somos ineficientes e ineficaces y, más allá del reconocimiento de los esfuerzos que hacen las aerolíneas nacionales, las autoridades del sector se han convertido en un verdadero lastre para su desarrollo y éxito.
Debemos aceptar que no se puede exigir al general Gutiérrez Munguía que haga su trabajo, si no se le dan también las herramientas necesarias para llevarlo a cabo.
No se ve por dónde, y no se ve para cuándo la recuperación de la Categoría 1 y, sinceramente, no se nota un interés real por parte del Gobierno Federal para lograrlo.
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