“Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar su verdadero carácter, dales poder” - Abraham Lincoln
Aunque no nos guste aceptarlo, tenemos que decir que la corrupción es desde siempre parte de nuestra cultura mexicana.
La corrupción existe primero porque sufrimos de la implementación de una amplia gama de requerimientos para poder cumplir honestamente con nuestros objetivos, por muy sencillos que puedan ser. Las instituciones y autoridades nos han forzado a crear una verdadera ciencia llamada tramitología.
Cualquier trámite se complica y todo lleva demasiado tiempo, cayendo lógicamente en la ineficiencia total y esta cadena abre la puerta a quien quiera corromperse o corromper.
No existen reglas claras, estas reglas son antiguas y además de ser complicadas, muchas veces son interpretadas a gusto de quien tiene la obligación de llevar adelante un trámite, quien por eso obtiene un gran poder sobre todos los demás, cayendo en una total falta de valores éticos y provocando otro de los flagelos que sufrimos, la impunidad.
Poder más reglamentación complicada, más exceso de trámites, más falta de valores éticos, más impunidad da igual a corrupción.
He tenido la suerte de ser escuchado por ejecutivos del más alto nivel de nuestra AFAC, a quienes he planteado mis inquietudes sobre la forma en que ellos hoy hacen las cosas que les corresponden y que tienen que ver con nuestra industria aérea.
Como todos sabemos, hoy nuestra industria aérea y nuestro país pasan por el peor momento de su historia contemporánea.
Justamente cuando vivimos una situación que lo ha pausado todo, cuando faltan recursos de todo tipo es cuando la eficiencia, la imaginación y la tecnología deberían aparecer para resolver los miles de trámites pendientes y que prometen acumularse todavía más en los próximos meses, a pesar de los esfuerzos que están haciendo algunas personas encargadas de dirigir la AFAC.
Y reitero lo que ya les he comentado: mientras las reglas sean tan complicadas, mientras exijan más y mayores requisitos para aceptar cualquier trámite, mientras se sigan tardando meses para un simple permiso de cualquier tipo, mientras siga habiendo impunidad y cotos de poder, seguirá habiendo corrupción.
Las estrategias que hoy se aplican aún no están funcionando.
Se pueden realizar juntas de alto nivel todos los días, pero el elefante burocrático será difícil de mover y la corrupción difícil de abatir si no se toman acciones con consecuencias lo más inmediatas posibles.
Mientras no haya una verdadera concentración de los esfuerzos por reducir al mínimo los trámites y acortar los tiempos aún durante la pandemia, no habrá eficiencia y AFAC será solo un cambio de nombre.
Es justo ahora, en medio del grave problema que vivimos, cuando nuestras autoridades están obligadas a ser más rápidas y más acertivas para reaccionar, tomar decisiones y lograr eficiencia.
Trabajando en el otro lado del mundo, tuve que realizar todo tipo de trámites especiales con autoridades de varios países.
En esos días, en Turquía se llevó a cabo un programa de reducción de trámites para combatir la corrupción y les dio resultados casi inmediatos.
Como simple ejemplo, mi licencia mexicana de Transporte Público Ilimitado fue convalidada por la autoridad aeronáutica de Turquía con solo presentar bitácora de vuelo certificada, examen médico mexicano, y una carta de la DGAC de nuestro país validando las capacidades de licencia.
El trámite completo y la expedición de licencia turca con el mismo número que la mexicana se llevó a cabo en tan solo 12 horas.
No quiero decir que AFAC tenga un reto fácil; al contrario, es tan difícil su trabajo que los mismos ejecutivos y autoridades deben poner su mayor esfuerzo e imaginación, ser más inteligentes y cumplir su compromiso de cambio buscando la eficiencia y evitando la corrupción y eso, como ya he comentado, solo se va a poder hacer reduciendo trámites y acortando tiempos, no veo otra salida.
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