“Solo quiero hacer un mejor trabajo. Ése es el enfoque de mi vida” - James Caviezel
En tiempos de pandemia tenemos que buscar nuevas formas y nuevas estrategias para poder seguir adelante con nuestras vidas y labores en casa y fuera de ella. Tenemos que adaptarnos a la nueva “normalidad”.
Las líneas aéreas comerciales tan golpeadas financiera y operativamente ya han empezado poco a poco a mover sus aviones y a reabrir sus rutas. Los expertos nos dicen que será cosa de un par de años para que alcancen los niveles de ocupación que tenían a principios de 2020.
Todos los empleados de una aerolínea deberán aprender a trabajar bajo otro tipo de normas, pero mientras ese proceso se perfecciona es importante mantener la concentración en un trabajo del cual dependen vidas humanas.
Tanto los técnicos de mantenimiento encargados de tener las aeronaves en perfectas condiciones de operación, como los auxiliares de vuelo y desde luego los pilotos tienen en sus manos la alta responsabilidad de cuidar las vidas de sus pasajeros. Para eso es necesario no tener otra cosa en la cabeza que no sea hacer un trabajo profesional, poniendo su mejor esfuerzo para tener éxito en cada operación.
Últimamente se han registrado varios accidentes e incidentes y para no variar en todos ha tenido que ver de una manera u otra el factor humano.
Parecería que no pocos pilotos tienen la cabeza en otra parte, aunque tengan las manos en los controles de las aeronaves y hay que decir que resulta hasta normal en estos tiempos de crisis, ya que la mayoría debe lidiar con todo tipo problemas familiares, laborales, económicos,etc., los cuales siguen rondando en la mente y siguen siendo tema de comentarios incluso en las cabinas de mando, haciendo imposible la concentración total en las cuestiones del vuelo.
Tema aparte son los problemas de cansancio mental, falta de sueño y apetito, que influyen de manera importante en la falta de concentración pero lo dejamos para el análisis de médicos especialistas.
Un piloto aviador debe estar concentrado al 100% en lo que hace cuando está realizando su trabajo y hay que hacer todo lo posible para lograrlo, sobreponiéndose a un estado emocional que no es el óptimo por estar sujeto a estímulos externos debido a la crisis, que pueden afectar la toma de decisiones a bordo de las aeronaves y afectar la seguridad de sus pasajeros y demás tripulantes.
Es importante recordar que el hecho de tener que realizar muchas tareas al mismo tiempo, como sucede en determinadas fases de una operación aérea, puede llevar a un piloto a cometer errores si no se encuentra totalmente enfocado en lo que debe hacer; es vital prestar atención a lo que en ese momento importa.
El piloto no siempre se da cuenta de una posible desatención de su parte, a veces el mismo no puede percibir su estado de falta de concentración en el trabajo y cae en la complacencia, que es ese animal maldito que tantos accidentes ha causado a través de la historia de la aviación.
Los momentos que hoy vivimos deben ser de dedicación total, de persistencia y esfuerzo continuo.
No existe el espacio para la duda, por lo que hay que mantener siempre el objetivo a la vista y este objetivo, en lo que a pilotos corresponde, es garantizar la seguridad en cada minuto de vuelo.
La experiencia de cuatro décadas me ha enseñado que la adaptación es la principal cualidad de un piloto seguro.
Adaptación rápida y adecuada a cada situación tanto en tierra como en vuelo es lo que puede marcar la diferencia en un momento dado y por eso es importante estar bien concentrado para poder distinguir los momentos de cambio y adaptarse para tomar en consecuencia las mejores y más seguras decisiones.
La crisis actual en la aviación ha traído graves problemas, pero el futuro traerá seguramente mejores días y las experiencias acumuladas hoy serán la fortaleza de ese futuro que debemos esperar con optimismo.
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