“Cualquier gasto en seguridad aérea no es un desperdicio, es una magnífica inversión”
Actualmente, sólo hay pocas cosas a las que les damos más importancia que la seguridad y, cuando hablamos de ella, de inmediato pensamos en la seguridad aérea. Y es que la mayoría de nosotros tendremos la oportunidad de viajar en avión alguna vez en nuestra vida, por lo que nos interesa este tema de sobremanera.
Desde que abordamos un avión y hasta que descendemos de él, quienes viajamos como pasajeros o a cargo de los controles de una aeronave estamos dentro de un proceso muy complicado de regulaciones, certificaciones, aprobaciones y todo tipo de medidas de seguridad con el objeto de que las cosas se desarrollen de forma eficiente y sobre todo de manera segura.
A pesar de esto, siempre encontraremos fallas en la operación aérea y que pueden provocar incidentes o accidentes fatales. Desafortunadamente, el factor humano sigue siendo la primera causa probada de los accidentes aéreos que se registran en todo el mundo y la cadena inicia en el escritorio de diseño pasando por la línea de ensamblaje de las aeronaves en las diferentes fábricas hasta el entrenamiento a los profesionales de tierra y de vuelo.
La investigación de un accidente de aviación por parte de las instituciones de expertos tiene por objeto encontrar las causas probables, hacer recomendaciones para corregir errores y evitar que esos errores sean de nuevo la causa de los accidentes.
El factor humano trata de la relación que existe entre personas en su vida y en su trabajo así como sus relaciones con las máquinas, la nueva tecnología y el ambiente que los rodea, siendo este elemento humano la parte más valiosa del sistema en la aviación mundial por su flexibilidad y poder de adaptación aunque aún así hasta un 80% de los accidentes aéreos en todo el mundo se atribuyen a errores humanos.
Los increíbles adelantos tecnológicos han creado sistemas automatizados que han transformado las responsabilidades de los profesionales de la industria y los han llevado a la zona de supervisión y, aunque esto reduce los lapsos, tropiezos o “balones sueltos” a la hora de la toma de decisiones, también ve aumentada la posibilidad de otro tipo de errores que llegan a tener consecuencias más graves que las que se han tratado de evitar a través de la implementación de la más alta tecnología.
La alta tecnología reduce enormemente el trabajo físico pero aumenta mucho el trabajo mental. Una gran cantidad de los errores que involucran accidentes aéreos tienen que ver con los altos índices de fatiga mental (la más difícil de detectar incluso por parte de quien la está sufriendo).
Los accidentes aéreos no se pueden atribuir a una sola causa o a un solo individuo porque siempre son la consecuencia de una cadena de errores y cualquier iniciativa que tenga que ver con factores humanos debe tener como meta final mejorar la seguridad y la eficiencia operacional mediante la reducción y gestión de errores humanos que realizan las organizaciones involucradas en la industria de la aviación mundial.
Cada institución, cada aerolínea, cada grupo de profesionales, cada grupo administrativo debe tener como prioridad hacer lo que sea necesario para producir óptimos resultados en cuanto a seguridad de pasajeros y equipo que se transporta por aire.
Últimamente hemos sido testigos del preocupante aumento en los incidentes y accidentes de aviación por lo que todos los involucrados en la industria deben poner su mejor esfuerzo para garantizar operaciones seguras poniendo especial cuidado en lo referente a la carga de trabajo, fatiga y la manera en que estos elementos repercuten en el delicado trabajo que tienen que hacer los profesionales de la aviación.
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