A la distancia he podido seguir el trabajo de especialistas en el tema de la seguridad aérea, particularmente –entre otros de igual importancia– el del ingeniero Víctor Manuel del Castillo, quien a través de diferentes cursos, videos, artículos y publicaciones de diversa índole, y de manera seria y profesional, se ha dado a la difícil tarea de tratar de abrir los ojos de todos los que trabajan en los diferentes niveles en la industria de la aviación de nuestro país.
En su videocolumna publicada en A21 hace unos días, Del Castillo abordó varios puntos que personalmente me parecen de la mayor importancia. En uno de ellos se refiere, en síntesis, a la necesidad de que los altos mandos de las aerolíneas comprendan que un solo peso dirigido a mejorar la seguridad operacional no es un gasto, sino una inversión. Y en este punto yo también incluiría a las propias autoridades aeronáuticas.
El ingeniero tiene razón cuando pone como ejemplo el accidente ocurrido en La Habana al avión con matrícula mexicana de Global Air, empresa aérea que, después de dicho accidente, está gastando mucho dinero sólo en tratar de salir del grave problema legal en el que se encuentra, y así responder por la pérdida de 112 vidas humanas las cuales, desde luego, no tienen precio.
Aunque las causas probables de esta tragedia están todavía bajo investigación, no hay que olvidar la antigüedad del avión 737-200, modelo de Boeing cuyo prototipo empezó a volar en 1967 y que en donde quiera que opera alrededor del mundo es sujeto a un programa de mantenimiento muy especial –certificado por el propio fabricante– debido a sus más de cinco décadas de operación.
En alguna parte escuché eso de que “el que piensa que invertir en seguridad resulta demasiado caro, debe esperar a sufrir un accidente para sacar sus propias cuentas”. Sin duda alguna, el caso de Global Air parece confirmar este adagio.
El otro punto del que habla el ingeniero del Castillo en su video es el que se refiere a la importancia de que tanto los más altos mandos de la empresas aéreas como los encargados de desarrollar sus programas de seguridad hagan a un lado su soberbia y dejen de pensar que lo saben todo... y en esto también me permitiría incluir a la autoridad aeronáutica. Y es que en aviación no se deja de aprender nunca, y menos cuando hablamos de seguridad porque, en este tema, el esfuerzo jamás será suficiente.
Definitivamente todos los involucrados y profesionales de la industria, incluyendo a las autoridades que la regulan, tienen la grave responsabilidad de velar por los equipos y las vidas que se transportan por aire. Cuando hablamos de seres humanos deberían dejarse de lado las consideraciones políticas y económicas, así como todas las actitudes negativas que, desafortunadamente, no dejamos de ver en México y que también influyen para garantizar la seguridad aérea.
Desde este espacio hago llegar un humilde reconocimiento al trabajo del ingeniero del Castillo, que representa ese esfuerzo adicional que no sólo hay que ver en sus videos y cursos o leer en sus artículos, sino realmente comprender para valorar.
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