Este 22 de septiembre el Aeropuerto "Quetzalcóatl" de Nuevo Laredo, Tamaulipas, cumple 45 años de operación continua.
La primera vez que aterricé en este aeródromo fronterizo fue a finales del año de 1973, cuando operé un avión Hawker Sidley 748 de la empresa Servicios Aéreos Especiales (SAE), filial de Aeronaves de México, transportando periodistas que cubrirían un evento presidencial.
Apenas un año antes, el 19 de Septiembre de 1972, el Capitán Mauro Gómez Peralta, Secretario General de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) de ese tiempo, había tomado un acuerdo de asamblea para suspender las operaciones de Mexicana de Aviación en dicho aeropuerto, ya que no cumplía con los requisitos de seguridad para operar aviones comerciales de itinerario fijo.
Esto fue suficiente para que las autoridades decidieran acelerar todas las adecuaciones que se plasmaron en un aeropuerto nuevo llamado Quetzalcóatl que, desde aquel año, ha atendido la comunicación aérea con esa importante región de la frontera norte de nuestro país.
Me ha dado mucho gusto enterarme que la actual administración de la terminal tamaulipeca recae en Raúl Llamas, excompañero de la antigua Aeroméxico y familiar cercano del querido Zenón Llamas.
En últimas fechas, este aeropuerto -ubicado a una elevación de 484 pies sobre el nivel del mar- se ha sometido a varias obras que le han permitido modernizar su infraestructura, y va en camino de convertirse en un punto estratégico para el movimiento de carga que se registra en Nuevo Laredo, ciudad considerada como el principal puerto terrestre entre México y Estados Unidos.
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