La Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) estuvo de acuerdo con la alianza entre la gigante Norteamericana Delta y nuestra aerolínea bandera Aeroméxico y, por cierto, para permitirla puso como condición que esta última renunciara a un número determinado de slots, lo que al final de cuentas, representa quitarle apenas la mitad de un pelo de gato a la empresa del Caballero Águila.
Personalmente creo que este condicionamiento ha sido impuesto como una justificación de existencia o como lo hizo aquel famoso español... sólo por joder.
Mientras tanto, y al mismo tiempo en que también se aprueba el nuevo convenio aéreo entre México y los Estados Unidos, surgen graves problemas laborales entre Aeroméxico y sus pilotos .
Los problemas no son nuevos, pero en esta ocasión ya han hecho crisis y hay que decir, por cierto, que éstas se han tornado periódicas y hasta normales, aunque ahora tiene nuevos agregados que la hacen especial... y peligrosa.
Inexplicablemente, ambas partes han permitido que los asuntos pendientes se vayan acumulando y con el tiempo se han convertido en problemas que no parecen ser de fácil solución. En conclusión, simplemente no se aprende de los errores del pasado.
Es importante decir que esto sucede justo en el momento en que se está concretando una importante alianza entre la aerolínea norteamericana y la mexicana, alianza que ha sido el resultado de una delicada estrategia de ingeniería financiera, operativa y desde luego política.
Acorde a información de los medios, Delta se ha hecho del 49 por ciento del total de las acciones de Aeroméxico, y desde luego que a nivel de consejo de administración la aerolínea norteamericana estará en posición de influir en las decisiones para evitar que los asuntos laborales en México puedan afectar los nuevos intereses de sus accionistas en Estados Unidos.
¿Hasta dónde llegarán los administradores y el sindicato en un pleito que se veía venir como consecuencia de las constantes violaciones contractuales por parte de la administración de la empresa, y a partir de la incomprensible aceptación y firma de un contrato B en condiciones laborales “diferentes" y con menores beneficios para un grupo de pilotos?
¿Cuál será el comportamiento de los pilotos al interior del sindicato en la lucha de grupos por la defensa de sus intereses y, justo en el momento en que las nuevas generaciones alcanzan los puestos más importantes de la dirigencia?
¿Cuál será la estrategia a seguir por la parte sindical para mantener la unidad de sus miembros y enfrentar lo que se puede venir?
Por lo pronto, los pilotos acuden a la antigua estrategia de trabajar estrictamente apegados a lo establecido en los manuales de vuelo y de operaciones, lo que por cierto, se supone deberían hacer siempre .
Lo anterior resulta en una especie de no cooperación con la empresa, trayendo como consecuencia retardos cancelaciones y afectación a cientos de pasajeros, y eso es muy bien aprovechado por los administradores que culpan a los pilotos de todo lo que sucede, exponiéndolos ante los medios.
¿Cuál será ahora la reacción de la administración de la aerolínea a estas medidas iniciales de presión por parte de ASPA?
Las distintas estrategias de lucha implementadas por los sindicatos en otras partes del mundo dan resultados, justamente por ser impredecibles para las administraciones de las grandes aerolíneas y casi siempre dan buenos resultados. Desafortunadamente en México, los trabajadores no podrían ser más predecibles en sus estrategias de lucha por sus derechos contractuales... aún son reactivos y no proactivos en la solución de los diferentes asuntos.
Las medidas de presión deberían ser del tamaño del problema, y el que ahora viven no es uno menor.
Todos deseamos que haya un pronto arreglo, el horno no está para bollos pero por ahora habrá que esperar y ver, pero mientras tanto... volamos en área de turbulencia, favor de abrochar sus cinturones de seguridad.
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