La ética profesional es un elemento cuya vigencia debe ser prevalente en la formación del piloto aviador tanto privado como comercial.
El proceso de formación del piloto aviador debe contemplar conocimientos técnicos, habilidades y destrezas, el desarrollo de una alta capacidad de respuesta ante situaciones inusuales con un alto poder de toma de decisiones y asertividad para gestionar en escenarios operacionales complejos en una aviación sumamente desarrollada donde el automatismo tiene cada vez mayor presencia; sin embargo es importante la formación en aspectos éticos, culturales, sociales así como desarrollar habilidades no técnicas pero de gran relevancia como la cooperación, el liderazgo y gestión de recursos personales basados en un código de valores altamente desarrollados.
Si bien la formación de calidad y el fomento de valores son importantes en cualquier ámbito, lo son aún más en profesiones vinculadas a la seguridad de las personas con responsabilidad directa sobre la vida y bienestar de los demás, como es en el caso de los pilotos. Los actos humanos en libertad, inteligencia y voluntad basada en valores fundamentales como el respeto a la vida humana, la honestidad, sensibilidad, gratitud, respeto, prudencia y responsabilidad deben ser una constante.
Recordemos que la introducción de la ética y valores no solo en un marco teórico sino práctico en cada una de las actividades del piloto, instructor y estudiante de aviación, contribuirá a mejorar la calidad de formación aeronáutica y siendo esta la clave para mantener la aviación como el medio de transporte más seguro del mundo.
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