Un nuevo tanque de combustible criogénico de Boing pasó una serie de pruebas críticas en el Marshall Space Flight Center de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (Nasa), con lo cual el fabricante de aeronaves demostró que esta tecnología es madura, segura y está lista para uso en vehículos aeroespaciales.
El tanque de combustible está elaborado a base de materiales compuestos (materiales que se forman por la unión de dos o más materiales para conseguir la combinación de propiedades), sin revestimiento y que tienen futuro para diferentes aplicaciones aeroespaciales.
El tanque probado tiene 4.3 metros de diámetro y es similar a los tanques de combustible destinados a usarse en la etapa superior del cohete del Space Launch System (SLS) de la NASA, que servirá para la exploración humana del espacio profundo y lunar Artemis. Si la nueva tecnología de materiales compuestos se llega a implementar en versiones evolucionadas del SLS, la tecnología de ahorro de peso podría aumentar las masas de carga útil en hasta un 30%.
“Los materiales compuestos son el próximo gran avance tecnológico para las grandes estructuras de almacenamiento criogénico aeroespacial. Si bien puede ser un desafío trabajar con ellos, ofrecen ventajas significativas sobre las estructuras metálicas tradicionales. Boeing tiene la combinación adecuada de experiencia, expertise y recursos para continuar avanzando en esta tecnología y llevarla al mercado en una variedad de aplicaciones en la industria aeroespacial y aeronáutica”, dijo Carlos Guzmán, líder de Fabricación de Tanques Criogénicos Compuestos de Boeing.
Asimismo, las aplicaciones de la tecnología se expanden más allá de los vuelos espaciales, y la empresa informará los estudios en curso sobre el hidrógeno como una posible vía de energía futura para la aviación comercial.
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