El avión presidencial TP-01 es un traje a la medida que, a lo mucho, cuenta con un mercado potencial de cinco clientes por año, señaló el experto en la industria aeronáutica, Ricardo K. Dadoo, socio operativo en The Clarendon Group México.
“Al año se compran dos aviones de esta naturaleza, un B787 Dreamliner a la medida para uso ejecutivo. A nivel mundial sólo unos cuantos países y algunos jeques árabes podrían estar interesados en comprarlo. Pero si no les gusta la configuración que ya tiene el avión, no lo compran. El problema no es el precio” señaló el especialista, en entrevista con A21.
De acuerdo con un experto en la materia que pidió permanecer en el anonimato dijo que muy poca gente podría estar interesada en comprar el TP-01, ya que se debe tomar en cuenta que pertenece a una de las primeras series que se fabricaron, por lo que tiene un peso en vacío muy alto, lo que limitaría las operaciones comerciales, sin contar con los costos que implicaría realizar la conversión.
Si se mantiene su configuración ejecutiva, tendría que ser una empresa con alta solvencia económica.
“A nivel comercial es difícil que lo conviertan por el alto costo, además de las limitaciones por el peso. Es muy pesado, lo que complicaría hacerlo práctico para la operación comercial."
Asimismo, aclaró que no son verdad las declaraciones de López Obrador respecto a que la aeronave solo sirve para volar rutas de más de cinco horas, sino que lo puede hacer en rutas más cortas.
Durante todo el 2019, el avión presidencial estuvo estacionado en un hangar en Victorville, California, con un costo de casi 30 millones de pesos, de acuerdo con Andrés Manuel López Obrador, presidente de la república, de los cuales 13 millones fueron en preservación y 15 millones en mantenimiento.
Sin embargo, López Obrador anunció, durante la conferencia matutina del 14 de enero, que el TP-01 regresaría a México y su cuidado estaría a cargo de la Fuerza Aérea Mexicana.
“Se decidió trasladar el avión a California porque es donde por lo general se venden estos aviones, así como para darle mantenimiento; hace falta terminar con el proceso de certificación para que regrese, estará en el hangar presidencial o en Santa Lucía, mientras se lleva a cabo cualquiera de las acciones para su venta” indicó el presidente.
La fuente anónima dijo que, aunque la Fuerza Aérea Mexicana resguarde la aeronave, Santa Lucía no cuenta con el espacio suficiente para albergarla, por lo que es muy probable que el TP01 sea llevado a los hangares de Aeroméxico, empresa que sí cuentan con el espacio.
“No lo estoy asegurando, pero quiero suponer que como en Santa Lucía no hay un hangar que pueda resguardar el avión, yo supongo que lo traerán a la Ciudad de México, y pudiera ser que se lleve al hangar de Aeroméxico o al de Presidencia de la República y que no se quede a la intemperie en la Base Aérea”, dijo.
El objetivo continúa siendo la venta de la aeronave (incluso el gobierno mantiene la posibilidad de ofrecérselo a Donald Trump, presidente de Estados Unidos). Sin embargo, están abiertos a otras opciones, como la propiedad fraccionada del Dreamliner.
“En el negocio de compra fraccionada compras cierto número de horas al año de un jet ejecutivo y lo utilizas sólo por esas horas. Por ejemplo, hoy lo vuelas tú, mañana Cemex y pasado mañana el gobierno del Estado de México. Lo que ofrece el gobierno es hacerlo un avión ejecutivo pero yo no tengo altas expectativas de que esto funcione” añadió Dadoo.
“Es muy diferente un avión de ocho plazas que es mucho más atractivo para los ejecutivos de las empresas que un avión de cabina ancha 787. Si hubiera en México ocho jeques árabes que requirieran este tipo de aviones, entonces podrían ponerse de acuerdo.”
La fuente anónima resaltó que alrededor del mundo sí hay empresas que tienen una aeronave en un esquema de posesión compartida con otra entidad, sin embargo, son pocos los casos.
Hay que considerar el mantenimiento
El gobierno llevó al avión presidencial a Victorville, California porque ahí se le podía dar el mantenimiento preciso para que la unidad estuviera en estado de aeronavegabilidad, aún cuando no se le utilizara. De igual forma, el ambiente seco del desierto californiano apoyaba a la conservación de la aeronave (por esta misma razón, Southwest voló todos sus aviones B737 MAX a Victorville luego de la puesta en tierra de esta familia en marzo del año pasado).
Sin embargo, ahora que el avión volvió a México existe la cuestión de quién le dará el mantenimiento apropiado para su operación. Mexicana MRO Services, ubicado en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México no cuenta con las certificaciones apropiadas para dar este tipo de servicios a aeronaves 787 Dreamliner.
Por otra parte, TechOps, el MRO conjunto de Aeroméxico y Delta, ubicado en Querétaro, sí tiene la capacidad para dar servicios de mantenimiento mayor a este tipo de aeronaves de fuselaje ancho. A21 buscó a Grupo Aeroméxico sobre si ofrecería este tipo de servicios al gobierno federal; la aerolínea rechazó dar su comentario al respecto.
La venta del TP-01 no es un negocio redondo; es un mensaje
El gobierno de México no tiene como objetivo ganar dinero con la venta del TP-01. En cambio, lo que se buscó, y se logró, era enviar un mensaje de que con este sexenio habría una nueva forma de gobernar.
“Fue un mensaje muy contundente en términos de austeridad. La decisión de si se iba a poder colocar y tener una utilidad en la venta de este avión era secundaria. Nunca se hizo con fines comerciales” dijo Dadoo.
El regreso de la aeronave a México podría responder a la política de austeridad impulsada por el gobierno federal. Mientras la aeronave permanecía en el extranjero se pagaron alrededor de 30 millones de pesos mensuales, por lo que su traslado a territorio nacional se pudo haber realizado para evitar el pago de la renta en Victorville, aunque podría haber más motivos, dijo la fuente confidencial.
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