El gobierno de China anunció la inclusión de tres cargas útiles científicas internacionales en la próxima misión lunar Chang’e 6, que se lanzará desde la provincia insular meridional de Hainan en el corto plazo.
La misión Chang’e 6, que sigue los pasos de su predecesora Chang’e 5, consta de cuatro componentes: un orbitador, un módulo de aterrizaje, un ascensor y un módulo de reentrada.
Su objetivo es recolectar muestras de polvo y rocas de la cara oculta de la Luna para su análisis en la Tierra, algo que nunca se había realizado por alguna otra nación.
Entre las cargas útiles seleccionadas se encuentra un instrumento de medición de radón de la agencia espacial francesa, que estudiará el movimiento del polvo lunar y ciertos compuestos volátiles, informó la Administración Espacial de China.
El segundo instrumento es un retroreflector láser pasivo del Instituto Nacional de Física Nuclear de Italia, que servirá como telémetro láser para el módulo de aterrizaje de la Chang’e 6.
El tercer instrumento, desarrollado por el Instituto Sueco de Física Espacial con el apoyo de la Agencia Espacial Europea, será la primera herramienta dedicada a iones negativos enviado fuera de la Tierra, buscando detectar iones negativos emitidos desde la superficie lunar como resultado de la interacción con el viento solar.
Según medios internacionales, más de 20 propuestas de agencias espaciales y organizaciones de investigación extranjeras compitieron por la oportunidad de unirse a la misión Chang’e 6 y aterrizar en el lado menos conocido de la Luna, que hasta ahora ha sido objeto de numerosas especulaciones por parte de científicos.
Yang Yuguang, vicepresidente del Comité de Transporte Espacial de la Federación Astronáutica Internacional, destacó que abrir las naves espaciales de una nación a las cargas útiles científicas de otras naciones se ha convertido en una “práctica común” entre las potencias espaciales, ya que la cooperación internacional puede “maximizar el valor científico” de cada misión.
Está previsto que la Chang’e 6 alunice este año en la Cuenca del Polo Sur-Aitken, una región lunar que ha intrigado a los científicos durante mucho tiempo.
Si la misión tiene éxito, esta será la primera vez que se obtengan muestras de la cara oculta, lo que podría revelar información valiosa sobre la historia de nuestro satélite.
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