El Observatorio Estratosférico para Astronomía en el Infrarrojo (SOFIA, por su sigla en inglés), forma parte de uno de los aviones que tiene un propósito distinto: observar el universo para registrar la luz infrarroja que no llega a la superficie de nuestro planeta.
El laboratorio está construido en un Boeing 747, conocido como Jumbo Jet, cuyo fuselaje incluye una puerta para hacer las observaciones desde un telescopio durante el vuelo a 12 kilómetros de altura, y en donde más del 85 por ciento de las frecuencias de luz infrarroja logran atravesar la atmósfera.
Si bien esta aeronave no nació exclusivamente para la investigación, pues tiene un pasado comercial, cuenta con el telescopio SOFIA, el cual tiene dos metros de diámetro y se asoma por un extremo del fuselaje detrás de un mamparo presurizado.
El 26 de mayo del 2010 hizo su primer vuelo científico, con la observación del núcleo de la galaxia M82 y las emisiones de la atmósfera de Júpiter, además para este 2015 se espera que SOFIA complete 70 vuelos, lo que corresponde a más de 400 horas de observaciones científicas.
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