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03/05/2024

Turbulencia en aire claro.

Rosario Avilés / Martes, 10 Octubre 2023 - 01:00

Sin deberla ni temerla, el pasado miércoles los grupos aeroportuarios privados del país recibieron una notificación para modificar la composición tarifaria que hasta el momento (25 años después de haber obtenido la concesión) venían manejando. El oficio procedía de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) con efectos inmediatos y sin considerar los términos del título de concesión que expresamente dice que, si hay modificaciones, éstas deben ser negociadas con el concesionario.

Esto provocó un pequeño terremoto en la Bolsa Mexicana de Valores y las acciones de los tres grupos aeroportuarios (GAP, Asur y OMA) tuvieron que ser suspendidas porque bajaban en caída libre. No obstante, hacia el final de la jornada del jueves se estabilizaron un poquito más arriba.

Pese a todo, fue obvio que la noticia cayó como balde de agua fría, casi como la expropiación del tramo del ferrocarril del Istmo que sentó a Grupo México a negociar los derechos de vía del tren Maya. El estilo ya está mostrando sus bondades al gobierno federal, pero sin duda es una pésima señal a los inversionistas extranjeros, sobre todo porque en la ecuación de las ganancias aeroportuarias, uno de los grandes ganadores es justo el gobierno.

Se entiende que la idea de la 4T es que los grupos aeroportuarios bajen el precio de la Tarifa de Uso de Aeropuertos (TUA) y, -¿por qué no?-, de ser posible, se queden con la deuda de los bonos del aeropuerto de Texcoco (NAIM) para liberar al AICM de este gravamen y permitir que el Grupo Casiopea, de la Marina, que tendrá 8 aeropuertos en su haber, tenga a un hermano rico que mantenga a los pobres.

La TUA en México, pese a lo que diga la leyenda urbana, no es de las más caras del mundo, ni siquiera de la región. De acuerdo con el índice Jacobs (el más reconocido en el medio) de 2022, la base 100 corresponde a Heathrow, el más caro en el mundo, y el AICM estaría en el lugar 5 cobrando un 58% de lo que recauda aquél y en el número 31 Cancún, con un 36%, más o menos al mismo nivel que Guadalajara y Monterrey. En medio están algunos de Estados Unidos, Australia y Canadá y entre el AICM y Cancún bastantes más de diversas latitudes. En realidad, el caro es el AICM y ni siquiera sirve para darle buen mantenimiento porque es de donde sale el pago de los bonos del NAIM.

Según los entendidos, la intención de este amago del día 4 es aplicarles la pobreza franciscana a los Grupos y exigirles que ganen menos, pues sus utilidades son altas, aunque de ellas participe de una manera muy generosa el gobierno federal desde hace 25 años. Pero como “no hay almuerzos gratis”, suelen decir los estadounidenses, de algún lugar saldrá ese diferencial y bien puede ser de las tarifas aeroportuarias no directas al usuario o de la contraprestación que se le paga al gobierno o sacrificando las inversiones. 

Y tal vez, como sucedió con algunos contratos de infraestructura eléctrica, la TUA baje y los grupos aeroportuarios asuman la deuda del NAIM a cambio de alargar las concesiones, aunque esto se disfrace en el anuncio oficial. Todo sea por los tiempos electorales. E-mail: raviles0829@gmail.com

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