La aerolínea canadiense WestJet reportó que, durante el 2018, registró 91.5 millones de dólares en ganancias netas, lo que representa una caída del 67.2%, luego de que en 2017 obtuviera beneficios superiores a los 200 millones de dólares.
El incremento en los precios de combustible, la volatilidad en el mercado, la inestabilidad laboral así como la competencia interna y externa, mermaron el rendimiento de la segunda aerolínea más grande de Canadá.
“A lo largo del 2018, enfrentamos vientos en contra, los cuales dieron como resultado que nuestro negocio arrojara resultados por debajo de lo que podríamos y deberíamos realizar” declaró Ed Sims, presidente de la línea aérea, durante una conferencia con analistas.
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— WestJet (@WestJet) 6 de febrero de 2019
Durante el año pasado, West contabilizó una demanda, medida en pasajeros-milla reservados, (RPM, por sus siglas en inglés) de +6.5%; de igual modo, su capacidad (asientos-milla disponibles o ASM) creció +6.3%.
También la aerolínea emprendió diferentes proyectos, entre ellos el lanzamiento y de su filial de ultra bajo costo, Swoop, la cual concluyó el año con seis aviones 737-800 y una red de rutas que conectaba las ciudades de Abbotsford y Hamilton con Estados Unidos, México y Jamaica. Asimismo, modificó varios de sus programas de viajeros frecuentes y recibió nuevas aeronaves.
Para este 2019, WestJet prevé aumentar sus ganancias en un lapso de cuatro años (2019-2022), pronosticando un aumento de utilidades del 40% por acción. El plan se enfoca en operar rutas más rentables, para reducir costos y atraer a clientes.
Además, planea incrementar el servicio de clase ejecutiva de su subsidiaria low-cost e introducir su nuevo Dreamliner.
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