La Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad del Departamento de Seguridad Nacional de EU, o CISA, publicó recientemente un informe titulado "Protección contra la amenaza de los sistemas aéreos no tripulados (UAS)". El informe llega después de una serie de avistamientos de "drones misteriosos" volando sobre aeropuertos e infraestructura crítica en varias partes del mundo.
Si bien el informe no menciona ningún incidente específico, proporciona una descripción general de la creciente amenaza de UAS y ofrece evaluaciones de vulnerabilidad y recomendaciones sobre cómo puede ser resguardada infraestructura crítica contra latente amenazas con drones.
Los incidentes recientes, como las misteriosas incursiones de un enjambre de cinco o seis drones volando sobre la planta de energía nuclear de Palo Verde en Arizona (la planta de energía de este tipo más grande de EU que abastece a unos cuatro millones de personas), subrayan cuán grave puede ser esta amenaza y por qué las fuerzas de seguridad en sitios sensibles / vulnerables deben prestar atención.
Además de identificar y proteger contra las amenazas de seguridad cibernética, CISA tiene la tarea de evaluar el alcance de amenazas y las brechas de seguridad mediante el análisis de tecnologías emergentes, en este caso drones.
En la introducción del documento, señala que “aunque la mayoría de las agencias no tienen la autoridad para inhabilitar, interrumpir o tomar el control de una aeronave no tripulada, existen otras medidas efectivas de reducción de riesgos que pueden implementar para defenderse contra las amenazas de los UAS".
Si bien el informe señala que muchos eventos de amenaza por UAS son accidentales, también hace referencia de amenazas potenciales provocadas por grupos terroristas o criminales que pueden emplear UAS para vigilancia, operaciones de contrabando, interrumpir operaciones gubernamentales o incluso como armamento. En los últimos años se han empleado pequeñas cargas explosivas en ataques con drones, al igual que los drones suicidas, y la posibilidad de que un ataque con UAV incluya el despliegue de agentes biológicos o químicos. Incluso a pequeña escala sigue siendo una posibilidad. Una señal de las realidades cambiantes con respecto a la amenaza que representan los drones ocurrió en octubre de 2020, cuando el Departamento de Estado de EE. UU. Emitió una advertencia y una guía al personal estadounidense en Riad sobre potenciales ataques con drones que hice referencia en esta columna a finales de octubre pasado.
“Al considerar la probabilidad de que un adversario utilice UAS, es importante considerar tanto la intención como la capacidad del adversario, incluido el efecto deseado”, señala el informe. Con ese fin, CISA recomienda que las instalaciones lleven a cabo evaluaciones de vulnerabilidad para identificar cuáles pueden ser los posibles objetivos, qué activos críticos podrían ser el objetivo de ataque y cómo los límites geográficos o las características del terreno podrían usarse para posibles puntos de despegue. El informe incluso recomienda que las instalaciones se familiaricen con los "clubes cercanos de UAS”.
El documento aborda la necesidad concientizarse sobre potenciales ataques con drones, una preocupación que quedó evidenciada en el aparente intento de asesinato con drones del dictador venezolano Nicolás Maduro el año pasado.
A medida que los fabricantes de UAS incrementan las capacidades de los equipos y se vuelven cada vez más accesibles el público en general, aumenta la posibilidad de que operadores con malas intenciones, grupos terroristas o grupos criminales causen daños.
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