Después del accidente aéreo del 24 de marzo de 2015, que dejó 150 muertos, provocado por el copiloto, Andreas Lubitz, del vuelo GWI18G, que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf de la compañía Germanwings, filial de la alemana Lufthansa, el gobierno de Alemania aprobó reforzar los controles a pilotos.
La cámara baja del Parlamento teutón dio viabilidad al estricto monitoreo médico de los pilotos. También se contempla crear una base de datos y aumentar las pruebas para detectar alcohol y drogas.
Las investigaciones sobre el desastre, arrojaron que Lubitz tenía problemas mentales y estaba tomando antidepresivos, entre otros medicamentos.
Un hecho a tomar en cuenta, es que el copiloto estaba de baja el día del suceso, sin que la empresa lo supiera.
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