El primer semestre de 2023 cerró con indicadores favorables para la industria aérea nacional, con todo y la degradación a Categoría 2, que no termina de revertirse. La demanda sigue creciendo a tasas robustas, alcanzando niveles récord. El precio de la turbosina ha tendido a la baja en los últimos meses. La inflación rampante ha revertido su tendencia. Nuestra moneda sigue mostrando una fortaleza inusual ante el dólar. Aun cuando, por lo tanto, podemos presagiar un segundo semestre prometedor, en el horizonte se perciben señales de inquietud, por decir lo menos.
A poco más de un año de su puesta en marcha, persiste el anticipado lento desarrollo de las operaciones y de la evolución del tráfico de pasajeros en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), particularmente dentro del contexto de crecimiento de la demanda a dos dígitos que está experimentando el mercado aéreo mexicano. Si bien después de transcurridos 5 meses de 2023, al cierre de mayo, el AIFA había ya superado el total de pasajeros transportados durante los 9 meses y fracción de 2022, y triplicado el número de rutas, el nivel de operaciones se ha mantenido estable alrededor de las 60 diarias. Es decir, la red del AIFA ha diversificado más los destinos que profundizado sus itinerarios.
El AIFA reporta un promedio de pasajeros por despegue de 110, mientras la capacidad promedio supera los 150 asientos. Estas cifras arrojan ocupaciones promedio de por lo menos 10 puntos porcentuales inferiores a las que registra el AICM, tratándose además en el caso del AIFA de rutas generalmente orientadas al segmento leisure/VFR, que son más sensibles al precio. Como punto de comparación, el aeropuerto de Culiacán hoy moviliza más pasajeros que el AIFA.
La nueva ruta de Houston, estrenada en mayo, el único enlace de pasajeros que conecta al AIFA con EU de manera regular, cerró su primer mes con un promedio de 48 pasajeros por vuelo, habiendo tenido amplios tres meses de comercialización previa, un 49% de ocupación. Requerirá generar por lo menos 50% más volumen para ser viable (fuente AFAC).
Por ahora, la vocación del AIFA apunta sobre todo a la carga aérea como su motor inmediato de impulso y crecimiento, con un potencial ciertamente alentador. Aunque la operación de un hub de carga eficiente y con espacio para crecer traerá grandes ventajas, el efecto deseado de descongestionar al AICM, gracias a la migración de operaciones al AIFA, simplemente no se logrará al expulsar por decreto a las cargueras, ni se dará de forma voluntaria por parte de las aerolíneas de pasajeros, puesto que si la medida hiciera sentido comercial ya la habrían implementado. En efecto, la dirigencia del AICM admitió recientemente en una entrevista, publicada por El Financiero, que la reducción de las operaciones en cerca de 15%, adoptada a partir de noviembre pasado, no ha aliviado el problema de la saturación. ¿Qué sigue?
El proyecto de la aerolínea paraestatal, por lo poco que se sabe, pretende utilizar al AIFA como su base principal de operaciones y plataforma de crecimiento. Aún no sabemos a ciencia cierta qué aeronaves y rutas operará, ni cómo se invertirá y aprovechará, respectivamente, su capital de trabajo y la infraestructura bajo su control. ¿Qué palancas estratégicas, comerciales y operativas tendrá esta nueva empresa para desarrollar efectivamente su modelo subsidiado de negocio en dicho aeropuerto sin violentar el piso parejo? Está empíricamente comprobado que, en nuestra industria, no hay nada más caro para sus participantes que el “ensayo y error”, sobre todo si viene acompañado de prácticas comerciales irracionales para llenar los aviones.
Aunado a lo anterior, apremia la gran remodelación del saturado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que será posible ya sin la carga financiera de los bonos de repago del NAIM. Será bienvenido por supuesto un AICM renovado, con la infraestructura modernizada que evidentemente requiere como principal aeropuerto del país. Sin duda no será una obra menor, ya que se escucha incluso de demoler y, en su caso, reconstruir edificios terminales ¿Qué mejor contexto para desconcentrar (recortar) todavía más las operaciones del AICM que hoy representan el 26% del tráfico total del país? (fuente AFAC).
Es previsible que así se irá construyendo el camino para que el AIFA aspire a generar la masa crítica de actividad que requiere. La gran interrogante es si se podrá lograr mediante una sana y racional coexistencia con el AICM, evitando vulnerar la competitividad, rentabilidad y sustentabilidad de nuestra industria, así como las afectaciones inherentes a los viajeros.
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