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23/12/2024

Vamos a otros temas

José Medina Go… / Lunes, 28 Marzo 2022 - 00:01

Pasó finalmente la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles. Con bomba y platillo se “celebró” la inauguración de una instalación que por mucho dista de estar terminada. Las imágenes y las vivencias del evento son contundentes, pero la interpretación puede variar dependiendo del punto de vista. Para aquellos que con limitados referentes y convicciones acríticas apoyan el discurso oficial fue todo un éxito, un logro insuperable, y la gran oportunidad de redimir la imagen de un mensaje/proyecto vacío.

Pero para aquellos que pueden tomar una distancia crítica mínima, para aquellos que pueden ver objetivamente lo evidente, los que son conscientes de realmente lo que ocurrió, y para aquellos que con objetividad analizaron todo el evento, la interpretación fue totalmente distinta. Vendedores ambulantes, manifestantes políticos con un discurso totalmente descontextualizado, intentos fallidos de engrandecimiento, obra no terminada. Palabras engrandecedoras para un resultado diminuto, cuantitativa y cualitativamente. Nadie puede negar que la obra se entregó, pero de ahí a que fuera lo que prometieron hay un trecho considerable.

Las imágenes no mienten, no se puede manipular la realidad. El AIFA tiene el claro sello de la 4T, de una administración que no puede ver más allá de su miope limitación, y es tan astigmática que equivocada y aferradamente cree que convence a nacionales y foráneos, a letrados y a empiristas, a especialistas y a ordinarios, que han entregado un “proyecto de clase mundial”. Burdos fueron los intentos por controlar a la prensa. Autoridades civiles y militares “llevándolos” a ver lo que se quería difundir, impidiendo que “se salieran del redil”, tratando de evitar que vieran los “detalles” que no favorecían la narrativa. Eso no sólo es reprobable, sino que además fue tan burdo que imposible fue ocultarlo. Vaya, las redes sociales se vieron inundadas de videos tomados por visitantes ordinarios donde se evidenciaban desde ambulantes hasta propagandistas, desde carencias hasta excesos, mostrando la verdadera cara del Felipe Ángeles.

Está a la vista de todos, y lo que se ve no requiere mayor explicación. Dejo al lector sus propias conclusiones, ya cada quien sabrá como valora esta “obra”. Lo que si es cierto es que tardará años en alcanzar su pleno potencial, y todo apunta a que en el mediano y largo plazo va a salir más caro que benéfico. Los verdaderos “detalles ocultos” de todo el proyecto tardarán meses, sino es que años, en salir a la luz; y sin duda tendrán una explicación desde la titularidad del ejecutivo para justificarlos. Se perfila el echarle la culpa a alguien más, desmentir las observaciones, ridiculizar a quienes apunten las fallas innegables, o bien minimizar las críticas. Pero independientemente de lo que digan desde la tribuna pública de la autoridad, desde el martes 22 el AIFA estaba prácticamente abandona, vacío. De ocho vuelos del lunes, para el martes eran solo seis. Del afluente de pasajeros anunciado, apenas unos cuantos abordaban y descendían de los vuelos.

Pero el tema ya se verá en su momento en pleno esplendor. A una semana de la inauguración, el tema ya pasó de vigencia. Ahora sigue abordar otros temas, críticos para la aviación nacional. La ironía de ello es que son exactamente los mismos temas no resueltos desde el 2019. Se acabó el distractor, ya no hay otro tema coyuntural que atraiga la discusión nacional e internacional de nuestro sector aeronáutico. Por el momento, ya se acabó la novedad; ahora sigue seguir tratando los temas verdaderamente estratégicos y relevantes.

Veamos: seguimos en Categoría 2 de Seguridad Aérea, y todo parece indicar que ahí nos quedaremos, ya que las autoridades titulares del tema no han hecho lo suficiente para revertir este tema; se siguen perdiendo inversiones considerables nacionales y extranjeras en la aviación mexicana; continúa una imagen terriblemente mala de la seriedad sobre las autoridades nacionales en la materia aeronáutica; siguen habiendo vacíos normativos y de supervisión sobre la operación aérea nacional; seguimos altamente vulnerables a riesgos y amenazas aéreas; tenemos abandonado el tema espacial como nunca en los últimos treinta años; se perpetúa un silencio sepulcral sobre la estabilidad de las aerolíneas nacionales; la seguridad aérea de México sigue en cuestionamiento; seguimos sin capacidades de respuesta apropiada para la salvaguarda del espacio aéreo nacional; entre tantos temas más.

Y por cierto, sería bueno recordar que el mismo 21 de marzo sobre el norte de nuestro territorio, cayó parte de un cohete Soyuz MS-21 ruso, el cual despegó del cosmódromo de Baykonur el 18 de marzo, y que sin duda representó una amenaza aeronáutica y espacial en territorio soberano mexicano. Aquellos titulares de la seguridad aérea nacional ¿sabían y estaban al pendiente de ello? ¿O estaban también ocupados en el AIFA y en dar una imagen “institucional”?

Es momento donde debemos recuperar estos temas. Es donde debemos como sector pedir a las autoridades explicaciones, orientación y respuestas. El AIFA responderá por su propia existencia las interrogantes que tenemos, en un sentido u otro. Pero seguimos con temas prioritarios para la aviación nacional que exigen y demandan respuestas claras y contundentes. Nuestra aviación esta en caída, solo falta definir si ésta es libre, controlada o recuperable. La respuesta no vendrá de discursos dogmáticos, eventos magistrales, producciones audiovisuales, comunicados de prensa o intentos mediáticos pre-diseñados. Solo los resultados contundentes, claros y trascendentes darán respuestas y dirección para el porvenir.

Por eso insisto: se acabó el discurso del AIFA. Si acaso podrán mantener este tema desde la titularidad del ejecutivo por unas semanas, pero no más. Ahora debe darse respuesta a todo lo que traemos relegado desde el 2019. Es ahora momento de irnos de lo mundano a lo trascendente. Vamos ahora a otros temas, a los verdaderamente relevantes. Esperemos nuestras autoridades estén a la altura.

 

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