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23/11/2024

La recta final del 2021

José Medina Go… / Domingo, 19 Diciembre 2021 - 22:58

Bien dice el dicho que no hay plazo que no se cumpla. Estamos exactamente a dos semanas de concluir el 2021. Sin duda ha sido un año tremendamente complicado, y definitivamente no todas las aspiraciones que teníamos para este periodo anual se cumplieron. De hecho, para el sector aeronáutico nacional fue un año verdaderamente complejo, una extensión del 2020. Tampoco quiero parecer que estoy expresando un escenario enteramente negativo o pesimista, pero debemos ser realistas: esperábamos que este año nos recuperáramos, pero todavía tenemos la carga del COVID-19 a espaldas, y todo parece que nos espera un 2022 también difícil.

Es por eso que quiero dedicar esta columna semanal a realizar un breve balance de este año que estamos por concluir, y dedicar la del próximo lunes a realizar un diagnóstico de su equivalente que nos aguarda. Serán, entonces, colaboraciones más breves y puntuales, por que mucho se ha ya dicho, y tanto más, falta por venir. Sea entonces este espacio semanal un breve espacio para no dejar pasar algunos puntos importantes que hemos transitado en este 2021, a sabiendas que hay muchos, demasiados que no tratamos por falta de espacio e innecesario recordatorio.

En primer lugar, a reserva que el avezado y reflexivo lector proponga otra consideración, tenemos que el 2021 fue un año verdaderamente terrible para la aviación mexicana, tanto civil como militar. No sólo perdimos la Categoría 1 de Seguridad Aeronáutica, sino que no la recuperamos. Por el contrario, nos distanciamos más de la meta de recuperación. Por allá en el mes de junio, el suscribiente participó en la elaboración de un estudio prospectivo en torno a la situación que guardaba la aeronáutica mexicana frente al entorno internacional. En ese estudio se recopilaron más de 1,700 datos de más de cincuenta fuentes nacionales e internacionales en torno a la aviación nacional, y tras aplicar sólidas metodologías de análisis de inteligencia y de prospectiva aplicada el resultado fue contundente: la aviación en México ciertamente estaba pasando por un momento extremadamente difícil en todos sentidos, pero contaba con todas las oportunidades y medios para recuperarse en muy poco tiempo. De hecho, la pérdida de la Categoría 1, por contundente y trascendente que representa, no afectaba profundamente el entorno aeronáutico nacional desde una perspectiva integral: había los medios y condiciones necesarias para recuperase en muy poco tiempo, y sin mayor afectación al sector aeronáutico en el mediano y largo plazo.

A más de seis meses de ese estudio, pareciera la prospectiva estaba equivocada. Pero no, el estudio era correcto y la metodología, datos e interpretación sustentada eran sólidos. Lo que ocurrió realmente es que a las autoridades titulares en la materia no les importó en lo más mínimo recuperar esa Categoría, por que no es una prioridad del titular del ejecutivo, y por tanto, de la presente administración. De ahí en adelante las cosas siguieron una espiral descendente, una entrada en pérdida recuperable, pero negligentemente no se hizo ni se esta haciendo nada. 

A esta situación, debemos sumarle que el número de accidentes, incidentes, y connatos de ellos en materia aeronáutica se ha incrementado de manera extraordinariamente alta. Este año fue un récord de violaciones a la Seguridad Aérea Nacional. Algunos especialistas señalan 24 incidentes en materia de aviación civil, pero el número de connatos y riesgos potenciales debe ser multiplicado por otro factor para tener una aproximación más realista. Los accidentes aéreos este año le han costado la vida a personal altamente calificado, pero que para gran parte de la población han caído en el olvido. Excepto para los que los conocimos y les recordamos, y tenemos muy presente en que condiciones adquirieron nuevas alas y tomaron nuevas altitudes. Su memoria nos reitera nuevamente las profundas negligencias y situaciones que pudieron ser evitadas. 

También tenemos que en el 2021 se dispararon nuevas crisis, y otras tan sólo agarraron notoriedad pública. Desde actos de corrupción en la construcción de un aeropuerto plagado de contradicciones, hasta la “venta” de exámenes de pilotos aviadores. Desde señalamientos nacionales e internacionales a la seguridad aérea, hasta irregularidades totalmente inaceptables (y en algunos casos inexplicables) en SENEAM y la AFAC. Desde salidas y despidos injustificados, hasta contrataciones y adiciones a equipos de trabajo que siguen sin ser explicados con lógica. Desde omisiones públicas hasta “silencios radiales”. De “patrones de espera” injustificados hasta la “espera de los patrones” a ver a que hora resolvían problemas. 

En fin, el 2021 nos mantuvo semana a semana con situaciones nuevas, y ciertamente por un momento nos dejó francamente confundidos. Luego se aclararon las cosas, aunque no para bien. También hubo algunas buenas noticias, aunque pocas, y debemos tenerlas en mente. Quedó claramente demostrado que el sector privado nacional es resiliente, y aunque no todos sus exponentes se comportaron de la mejor manera posible, con la transparencia deseada, o bien con la integridad debida, en lo general quedó de manifiesto el interés y la voluntad por sobrevivir.

En este año se trato de “revivir” una aerolínea sepulta y otra insepulta. Se ofrecieron ideas y propuestas que nunca despegaron, y se trataron de impulsar líneas narrativas desde la autoridad y algunos actores afines que rayaron en la desinformación o la contrainformación. La evidencia sólo sustentó lo que era obvio, y no prosperaron esas líneas. Pero de que se intentó, queda en el antecedente que se intentó. 

Curioso año este 2021. Muchas esperanzas le teníamos. Pocas se concretaron. Pero ya vendrá el 2022. La semana que entra procuraremos hacer un pronóstico y una prospectiva del nuevo año que nos aguarda. Hasta entonces, y en estas fechas navideñas, le deseo a usted, respetuoso lector, y a su apreciable familia y seres queridos, mucha paz, felicidad y armonía. Disfrute usted estas fechas decembrinas, y no se olvide de hacer algo el día 24 por la noche y el 25: independientemente de sus creencias, filosofía, religión o disposición, voltee a ver al cielo, mire a las alturas, lleve la mirada a lo alto. Crea en lo que crea, en las alturas esta la esperanza, y si hay algo que no debemos perder nunca es la esperanza de volar más alto, de llegar más lejos, y de aspirar mayores altitudes. Quien sabe, igual y encontramos algo extraordinario surcando las alturas.

¡FELIZ NAVIDAD!

 

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