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24/11/2024

Mantenimiento preventivo e instalaciones aeroportuarias

José Medina Go… / Domingo, 17 Enero 2021 - 20:08

Sin duda uno de los temas más difundidos a nivel nacional fue la “falla” del sistema de transporte colectivo de la Ciudad de México a raíz de un incendio en su central operativa el día 9 de enero. Esta situación dejó en evidencia demasiadas cosas, muchas de ellas que escapan al alcance, tema y objetivo de la presente columna semanal. Pero en esencia dos temas quedan al franco relieve, a la incontrovertida crítica por obviedad, y a la atención generalizada de la ciudadanía y de la población de México en general: la falta de atención al mantenimiento preventivo de instalaciones estratégicas y del transporte nacional, y la falta de responsabilidad y seriedad de quienes están encargados de ellas. 

No es objetivo de esta columna hacer una crítica irrestricta e irreflexiva de los funcionarios públicos que a partir del día 9 del actual mostraron la más profunda incapacidad para responder ante millones de mexicanos por negligentes omisiones en procesos que deberían ser sistematizados y cotidianos en cualquier sistema de transporte colectivo a nivel mundial. Sin embargo, si es labor reflexiva obligada extrapolar esta situación a nuestro entorno analítico en lo general y en la infraestructura que la ocupa en lo particular. En otras palabras, debemos tomar este caso y extrapolarlo a la Seguridad Aeronáutica y a la Seguridad Aeroportuaria, elementos esenciales de la Seguridad en la Aviación Nacional. 

En cuantiosas columnas anteriores, el suscribiente se ha sumado a numerosas voces nacionales e internacionales que han señalado una y otra vez que existe un serio problema en la Seguridad Aérea Nacional, en razón a que desde hace años se ha dejado de lado la actualización tecnológica, la estandarización a criterios internacionales, y la falta de mantenimiento preventivo de las instalaciones aeroportuarias del país. Sin embargo, desde hace poco más de dos años esta situación se ha incrementado considerablemente en parte por recortes irreflexivos a presupuestos fijos, a una visión retrógrada del desarrollo aeronáutico nacional, a proyectos aeroportuarios que la larga demostrarán ser una pérdida absoluta de gran cantidad de fondos públicos, a iniciativas poco fundamentadas en necesidades reales, y a gestiones poco profesionales de los encargados del sector.

Lo hemos dicho ya varias veces: la actual administración federal ha abandonado el desarrollo aeronáutico nacional. Claro esta que el discurso es otro, pero las acciones pesan más que palabras vacías; y a nivel nacional estamos viendo las terribles consecuencias de tener una administración que por un lado no se toma la gestión prospectiva en serio, carece profundamente de visión y coherencia, desconoce marcadamente los aspectos técnicos vigentes del entorno, y adolece de una irresponsable incompetencia técnica, administrativa y operativa. Ejemplo claro lo tenemos en la iniciativa (que ha caído en el silencio público, coincidentemente) de “reconfigurar” las aerovías del país para albergar el “aeropuerto” Felipe Ángeles. Este es un de tantos temas que hemos abordado, pero que mientras más profundizamos en ellos, menos sentido tienen. Esta discusión merece su propio espacio, pero esperaremos a que -en algún momento- la autoridad se pronuncie con un planteamiento sustentable al respecto.

Parte integral de la Seguridad Aérea es la Seguridad Aeroportuaria, la cual se integra de los dos conceptos integrales ya altamente reiterados: Security y Safety. Sobre el primero por el momento no es prudente abordarlo (abarcaría varias columnas semanales analizar qué esta pasando en la Seguridad Física de las Instalaciones Aeroportuarias, sus titulares operativos y los cambios político-administrativos que han llevado a una de las grandes vulnerabilidades de las Instalaciones Estratégicas Nacionales), pero en torno al segundo si es importante señalar lo que se ha indicado en este y otros espacios por numerosos especialistas muchas veces ya: existe un gran rezago y carencia en el mantenimiento preventivo de los aeropuertos nacionales. 

Ciertamente, algunas instalaciones aeroportuarias están en primer orden, y sobre ellas no hay nada que decir. Sin embargo, muchas están en segundo y tercer orden, en razón de que llevan años sin mantenimiento esencial. Otras tantas, a raíz de que la actual administración federal ha recortado recursos, insumos y fondos esenciales para mantener las condiciones mínimas de operación segura se han convertido en verdaderos entornos de alto riesgo tanto para el personal que los opera, las aeronaves y sus tripulaciones, pasajeros y carga, e inclusive para la población que habita en sus alrededores. 

Cuantiosos especialistas, pilotos, ingenieros, tripulaciones, personal operativo, directivos, funcionarios y actores nacionales e internacionales han señalado acertadamente que en los últimos veinticinco meses las condiciones de seguridad para volar en México se han deteriorado considerablemente, llegando incluso a sugerir que para volar en y a nuestro país deben cumplirse ciertas consideraciones adicionales que garanticen la seguridad física de las aeronaves y sus tripulantes. Esto no es un tema menor, sino una profunda llamada de atención al sector aeroportuario mexicano. Si es que queremos oír razones y el llamado que los especialistas realizan. 

Cada mes se reportan en aeropuertos nacionales cuantiosos connatos de incidentes con consecuencias potencialmente desastrosas, que han sido manejados de la mejor manera posible. En varias ocasiones se han presentado escenarios de inconmensurable riesgo, y algunos especialistas nacionales -incluyendo a uno de los grandes especialistas en Seguridad Aérea en México- han señalado que si no se toman las acciones pertinentes tarde que temprano puede ocurrir una tragedia lamentable.

¿Qué tenemos que hacer para prevenir esto? La respuesta es dolorosamente simple: invertir y dedicarse de manera permanente, profesional y bien fundamentada en dar mantenimiento preventivo integral a nuestra infraestructura aeroportuaria nacional, y que estas labores sean encabezadas por personal calificado, profesional y responsable. Esta respuesta debería ser obvia, pero lamentablemente en la coyuntura nacional que vivimos aparentemente no lo es. Necesitamos urgentemente dedicar los fondos necesarios a un profundo mantenimiento aeroportuario, y cambiar la mentalidad de que redirigir esos insumos a proyectos político-dogmáticos de imagen pública para fines coyunturales es “ahorrar” y “prevenir la corrupción”.

Eso no es “ahorro”, es negligente; y eso no “previene la corrupción”, la fomenta y promueve un potencial desastre. Si seguimos en esa ruta, veremos tal vez que una desgracia previsible y prevenible será respondida dese la autoridad con deslinde de responsabilidades, ambigüedades y vacíos distractores. Eso es precisamente lo que debemos evitar. Como sector, como sociedad, como población reflexiva y consciente de nuestro entorno, debemos promover un ambiente y entorno de responsabilidad y observancia normativa estricta, y eso implica ejercer una labor de mantenimiento aeronáutico nacional; que no es un gasto, sino una inversión estratégica. 

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