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24/11/2024

Querer, necesitar y tener: el fino balance de la defensa aérea

José Medina Go… / Domingo, 10 Noviembre 2019 - 21:39

En la entrega semanal anterior en este mismo espacio, esta columna se abocó a presentar la inherente necesidad de fortalecer a nuestra Fuerza Aérea Mexicana, así como promover una indispensable reflexión en torno a las capacidades de Defensa y Seguridad Aérea que necesita el Estado Mexicano contemporáneo si busca ser compatible con el entorno global de finales de la segunda década del siglo XXI. Sin embargo, quedó una gran interrogante pendiente: ¿qué es en lo que necesitamos invertir de manera específica?

Sería una gran intransigencia e imprudencia tratar de reducir una discusión reflexiva tan amplia en un contexto tan limitado como el de esta columna, ya que el espacio sería insuficiente y el resultado poco productivo. Pero lo anterior no implica no podamos trazar coordenadas generales sobre el tema, o comenzar a delinear en lo general los requerimientos ya multireferidos de las condiciones permanentes para el Estado que son la Defensa y la Seguridad Aérea. Evidentemente, los comentarios subsecuentes no son limitativos ni restrictivos, y tan sólo plantean una base general sobre la cual elaborar una discusión.

En primer lugar, debemos establecer el fino balance entre la cantidad y la calidad de los insumos requeridos para la Defensa y la Seguridad Aérea. En aras de promover la eficiencia terminal en este proceso continuo, constante y permanente, debemos partir que la calidad y la cantidad de insumos deben ser acordes a nuestra visión estratégica nacional, a nuestras capacidades presentes y potenciales futuras y a nuestra proyección global programada. Lo anterior hace alusión a una planeación estratégica-integral de Estado, y corresponde a una serie de políticas públicas necesarias y obligadas que por definición deben ser trans-sexenales y sin tendencias políticas, sólo un férreo pragmatismo y prospectivismo fundamentado en evaluaciones y estimaciones derivadas de un proceso permanente de Inteligencia Estratégica Global.

En segundo lugar, debemos considerar al menos cuatro grandes rubros esenciales, a saber:

·         Capacidad de vigilancia y seguimiento de nuestro espacio aéreo.

·         Capacidad de protección y de mantenimiento del Estado de Derecho de nuestro espacio aéreo.

·         Capacidad de proyección del Poder Nacional por la vía aérea.

·         Capacidad de protección y salvaguarda de nuestros medios de proyección aérea.

En esencia, si contamos con estos cuatro elementos de manera objetiva y sustantiva tenemos la receta ideal para consolidar, fortalecer e incrementar nuestro Poder Aéreo y por tanto nuestro Poder Nacional. Sea entonces oportuno abordar cada uno de estos rubros, a reserva que en otros momentos ya lo hemos hecho de manear independiente y específica y que no limita retomemos los mismos para una discusión prospectiva más amplia.

Como hemos invocado en numerosas ocasiones, en responsabilidad del Estado el mantener los medios, capacidades y alcances necesarios para vigilar nuestro espacio aéreo. Si no tenemos la capacidad de saber qué, cuándo, cómo, dónde, por qué y para qué está volando una aeronave sobre el espacio aéreo mexicano el Estado incide en una poderosa imprudencia negligente, pues imposible resulta ejercer la normatividad nacional sin supervisión y vigilancia, y lo anterior es imposible sin los medios necesarios para tal fin. Pero una vez que se tienen los medios para este ejercicio permanente, igual de relevante es desarrollar, mantener y ejercer la capacidad de hacer valer la ley y el Poder del Estado. Para ello se requiere de una amalgama de capacidades terrestres, aéreas y actualmente espaciales para poder ejercer adecuada y eficientemente la ley en el espacio aéreo nacional, así como de una inversión permanente para mantener actualizados estos medios.

El tercer componente es la capacidad de proyección del Poder Nacional, y lo anterior implica una inversión en aeronaves modernas, con capacidades adecuadas y compatibles con el entorno global del tercer milenio. No sólo nos referimos a aeronaves con capacidades bélicas (que es una decisión de Estado, no sólo de una Fuerza Armada) sino a aquellas que pueden transportar carga, pasajeros, tecnología y recursos que le permiten al Estado mantener una presencia transnacional. Algunos países pueden incluir en este rubro aeronaves no tripuladas, así como instrumentos meteorológicos, de telemetría y de adquisición de inteligencia, tanto en el entorno aéreo como en el espacial.

Finalmente necesitamos incluir los medios para proteger dichos activos, y esto nos remite a material aeronáutico y espacial primordialmente militar. No confundamos lo militar con lo bélico, ya que lo primero corresponde a las funciones institucionales de un Estado, mientras que lo segundo es una decisión integral del mismo y que abarca a todos los sectores que le integran. Sin embargo, la capacidad aérea militar para proteger y salvaguardar estos medios y recursos de proyección del Poder son esenciales, ya que sin ello se crea una importante vulnerabilidad en la inversión y las capacidades nacionales.

Sin duda esta discusión puede proyectarse y ampliarse mucho más, incorporando más elementos y consideraciones críticas vitales para la Defensa y la Seguridad Nacional aérea y espacial. Pero al menos este sintético esquema nos muestra lo mucho que tenemos por avanzar, las áreas y ámbitos que debemos fortalecer y los conceptos esenciales que debemos concebir, planear, gestionar, desarrollar, ejecutar, administrar y evaluar para una adecuada Defensa y Seguridad Aérea.

Imprudente y negligente sería no estar a la altura de las circunstancias -repetimos- pero peor sería saber lo que debemos hacer y voltear la mirada a otros espacios menos productivos y que tan sólo nos lleven a mayores ineficiencias. Seamos entonces conscientes de ello, y contribuyamos poco a poco a esta discusión de Estado que nos involucra a todos los mexicanos. Que no caigamos en negligencia, y que nuestros esfuerzos se orienten a la prospección positiva en el largo plazo.

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