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01/05/2024

Pasajeros Conflictivos y el Protocolo de Montreal de 2014

Alejandro Cobi… / Jueves, 18 Abril 2024 - 01:00

Los pasajeros disruptivos, insubordinados, rebeldes o conflictivos, o cualquiera que sea el adjetivo que quiera emplearse, siempre han sido un asunto complejo de atender, tanto para las aerolíneas y los aeropuertos, como para todas las autoridades que intervienen en la gestión de una situación generada por este tipo de pasajeros.

Antes de la pandemia, las estadísticas registradas por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) indicaban que los pasajeros rebeldes en los aviones estaban aumentando. A principios de 2021, los datos de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos, sobre pasajeros conflictivos alcanzaron “máximos récord”, tal como lo señaló un portavoz de la FAA a CNN en ese tiempo, principalmente en situaciones originadas por conflictos en las reglas de uso de mascarillas sanitarias obligatorias en ese momento.

Desafortunadamente no todas las aerolíneas reportan los casos de situaciones de conflicto originadas por pasajeros rebeldes, por lo cual no se cuenta con una data completa y confiable sobre este tipo de sucesos. No obstante, estos incidentes continúan generándose, incluidos los pasajeros que se deslizan por el tobogán de evacuación, las agresiones físicas, golpes y mordeduras a la tripulación de vuelo (ya sea sobrios o en estado de ebriedad), así como los que obligan a los aviones a desviarse de su destino previsto, por nombrar solo algunos.

La IATA clasifica los incidentes de comportamiento rebelde de los pasajeros, en cuatro niveles:

  • El nivel 1 es "menor" = el "Manual de mejores prácticas de seguridad en operaciones de cabina" de la IATA, prevé que esto podría ser un comportamiento de discusión verbal o un incumplimiento a las normas de seguridad.
  • El nivel 2 es “moderado” = por ejemplo, comportamiento físicamente agresivo.
  • El nivel 3 es "grave" = es decir, comportamiento peligroso que implica una "intención o amenaza de daño".  
  • El nivel 4 es “violación en la cabina de vuelo” = que la IATA clasifica como “amenaza creíble de muerte”.

Los datos disponibles de la IATA de 2022 indican que la mayoría de los incidentes perturbadores de pasajeros involucraron incumplimiento, agresión verbal e intoxicación por alcohol.  En un documento de 2023 titulado “Viajes aéreos aún más seguros y placenteros para todos: una estrategia para reducir los incidentes de pasajeros rebeldes y perturbadores”, la IATA afirma que, si bien “sólo una minoría” de los pasajeros se comportan de forma rebelde, estos viajeros producen un impacto desproporcional.

Estos incidentes podrían "amenazar la seguridad de la aeronave, de otros pasajeros y de la tripulación", dice la IATA. También existe el impacto en la salud mental de la tripulación y de los pasajeros, además del incremento en la probabilidad de los desvíos, retrasos o cancelaciones de los vuelos, con las consecuentes repercusiones que eso genera.

En 2023, en la conferencia de DISPAX World sobre el comportamiento rebelde de los pasajeros, ejecutivos de IcelandAir mencionaron que el personal de tierra de la aerolínea recibe instrucciones para cuando se encuentran con un pasajero rebelde, deben de considerar la pregunta: "¿Le gustaría que este pasajero se sentara junto a un niño que viene con ustedes?, si la respuesta es “no”, el personal de IcelandAir debe denegar el embarque.

El comportamiento disruptivo a 30 mil pies no está exento de consecuencias. Representantes de la FAA señalaron a CNN que revisan todos los informes de pasajeros rebeldes que reciben de las aerolíneas. La FAA investigará más a fondo cuando considere que un pasajero “pudo haber violado un reglamento o una ley federal”. Los pasajeros rebeldes en los EUA se enfrentan a multas de hasta 37 mil dólares por incidente, así como a un proceso penal. "Si bien no tenemos autoridad para procesar penalmente, la FAA está trabajando estrechamente con el FBI y la TSA para garantizar que los pasajeros rebeldes enfrenten castigos adicionales cuando sea necesario", dijo el portavoz de la FAA.

Las aerolíneas también pueden optar por incluir a los viajeros disruptivos en listas internas de restricción aérea. Estas pueden compartirse con aerolíneas asociadas; por ejemplo, la aerolínea KLM comparte estos datos con su aerolínea hermana de bajo costo Transavia, y así los pasajeros rebeldes enfrentan serias restricciones para volar con dichas aerolíneas en los siguientes años.

No obstante, sancionar a los pasajeros disruptivos, particularmente en vuelos internacionales, resulta legal y logísticamente muy complejo. En términos de lo previsto en el Convenio de Tokio de 1963, los delitos cometidos a bordo de una aeronave quedan bajo la jurisdicción de las autoridades del Estado en el que está matriculada la aeronave.

Ahora bien, el Protocolo de Montreal de 2014 (Protocolo que modifica el Convenio sobre las infracciones y ciertos actos cometidos a bordo de las aeronaves), tiene como uno de sus objetivos centrales resolver esa situación, otorgando jurisdicción y permitiendo llevar a cabo el proceso legal contra el pasajero conflictivo en el Estado donde aterriza el avión. También se otorga jurisdicción al Estado del operador para los delitos cometidos a bordo de una aeronave registrada en otro Estado.

Sin embargo, no todos los países han ratificado este protocolo, por lo cual la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) está haciendo un llamado urgente para que todos los estados miembros ratifiquen, conforme a sus procedimientos jurídicos y legislativos, el citado protocolo.

Campañas de sensibilización: La FAA utiliza la amenaza de fuertes multas en su publicidad digital. En el 2019 la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) lanzó su iniciativa #notonmyflight, con el objetivo de generar concienciación en los pasajeros, llamando la atención a través de anuncios en línea sobre las implicaciones para la seguridad a bordo por el comportamiento disruptivo de las personas.

Otros estudiosos del tema consideran que la atención de esta problemática debería centrarse en el enfoque de la industria de la aviación hacia el alcohol –que puede fluir libremente en los aeropuertos y en los aviones y que frecuentemente es el factor común denominador en incidentes de pasajeros rebeldes– como una amenaza general a la seguridad de la cabina. La IATA dice que está trabajando con aeropuertos y sus comercios para fomentar la venta responsable de alcohol, y así controlar de alguna forma, entre otros temas, el consumo previo al abordaje de la aeronave.

El psicólogo aeronáutico Kapela sostiene que la “educación previa al vuelo” es clave y sugiere que “garantizar que los pasajeros entiendan por qué se aplican las medidas de seguridad, el importante rol de la tripulación de cabina y las razones detrás de acciones como abrocharse los cinturones de seguridad o las demoras de los vuelos, podrían aclarar desinformaciones o malentendidos”.

En lo que va de 2024, no se ven mejorías. En enero pasado, un pasajero estadounidense mordió a un asistente de vuelo de All Nippon Airways (ANA), lo que obligó al avión a regresar a Tokio, y un avión de American Airlines fue desviado a un aeropuerto de Texas en pleno vuelo después de que un pasajero golpeara varias veces a un tripulante de cabina.

Los especialistas aseguran que “por el momento hemos sido increíblemente afortunados en que un avión no haya sido derribado debido a un comportamiento rebelde en los aires”.

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