La FAA predice que, para el 2023 y sólo en Estados Unidos, estarán en uso cerca de 835,000 drones comerciales y 1.4 millones de drones recreativos, lo que aumentará significativamente la cantidad de aviones no tripulados que coexistirán con aviones tripulados en el espacio aéreo.
A medida que más drones se aglutinen en el cielo, se volverá crítico seguir las reglas y regulaciones del espacio aéreo para llevar a cabo un vuelo seguro.
México está dando un paso importante con la publicación de la Norma Oficial Mexicana (NOM-107 SCT3 2019) que establece los requerimientos para operar un sistema de aeronave pilotada a distancia en el espacio aéreo mexicano (entrando en vigor el 13 de enero del 2020).
Si bien la NOM establece dónde sí y dónde no se puede volar un dron y bajo qué condiciones de operación, debemos tomar en consideración que la gran mayoría de los operadores de drones no tienen ni idea sobre muchos de los conceptos referidos en la regulación.
Debemos ser conscientes de que un dron está a la mano de cualquiera que pueda pagar por él y que en la gran mayoría de los casos no se tiene conocimientos aviación y reglas para el uso de espacio aéreo.
¿Cómo podemos exigir que cualquiera que opere un (de cualquier categoría y peso) cumpla por ejemplo lo siguiente?:
· Que sepa si donde pretende volar es un espacio aéreo controlado o no controlado.
· Que acuda a la oficina del servicio de información de vuelo del aeropuerto controlado más próximo para verificar antes de cada vuelo los NOTAMS que activan áreas prohibidas o restringidas de vuelo.
· Que consulte las Cartas Visuales del PIA de México para evitar volar en los corredores en los que operan helicópteros, o
· Que verifique en la Sección ENR 5.1 del PIA si va a volar en áreas prohibidas, restringidas o peligrosas.
¿Estará consiente la autoridad de que la gran mayoría de los operadores de drones no tiene ni la más peregrina idea de qué significan los puntos anteriores?
Si realmente buscamos fomentar la operación segura de drones en nuestro país, debemos hacer más accesible lo que se plantea en la regulación mediante campañas de concientización y mapas accesibles que incluyan instalaciones aeroportuarias, clasificaciones del espacio aéreo, restricciones temporales de vuelo (TFR) y avisos a los aviadores (NOTAM).
Como ejemplo, la FAA de los Estados Unidos lanzó un conjunto de mapas de vuelo para UAS cuyo objetivo es representar áreas y altitudes específicas cerca de los aeropuertos donde se puede autorizar a los drones a volar con seguridad.
Estos mapas son sólo para fines informativos; están destinados a proporcionar datos que ayuden a los operadores a enviar solicitudes de autorización de espacio aéreo que el personal de la FAA pueda procesar rápidamente. Un operador de drones debe obtener una autorización de uso de espacio aéreo para operar en espacio aéreo controlado de acuerdo con la regulación de ese país incluida en la “Parte 107”. Enviar una solicitud de autorización de espacio aéreo utilizando la altitud en los mapas no garantiza la aprobación; todas las solicitudes de autorización del espacio aéreo se evalúan para determinar el impacto en la seguridad del Sistema Nacional del Espacio Aéreo.
Los operadores de drones en Estados Unidos deben consultar estos mapas cuando sigan los procedimientos estándar de notificación y autorización, adaptando las solicitudes para alinearse con las áreas en los mapas que probablemente estén aprobadas para operaciones con drones.
Estos mapas son un paso importante para facilitar la información a los operadores de drones y agilizar las solicitudes de autorización de uso espacio aéreo (acordes con la Parte 107).
Por medio de diversos proveedores de servicio de administración de espacio aéreo para UAS, la FAA recibe solicitudes de vuelo mediante una o varias Apps y emite las respectivas autorizaciones digitales, abriendo así los cielos de Estados Unidos para operaciones a gran escala haciendo accesible a los operadores el seguir las reglas y regulaciones del espacio aéreo para vuelos seguros.
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