En días pasados se llevó a cabo en Chicago la conferencia anual Routes Americas, que reúne a representantes de aerolíneas, aeropuertos y organismos de turismo a lo largo y ancho de las Américas y más allá. El encuentro tiene como propósito facilitar el diálogo e intercambio de información orientado a la evaluación de mercados y al desarrollo colaborativo de nuevas rutas, mediante una mecánica de reuniones individuales gestionadas por los organizadores del evento, para maximizar el número de interacciones entre los actores a lo largo de los tres días de duración.
En la edición 2023 de Routes Americas, participaron alrededor de 450 empresas y organismos, incluyendo a 15 de México, destacando las tres grandes aerolíneas y los tres grupos aeroportuarios privados. He tenido la oportunidad de acudir a las conferencias de Routes Americas y Routes World desde sus inicios, lo que me ha dado el privilegio de formar parte de una comunidad global de profesionales, enfocados al fascinante tema del impulso a la conectividad aérea.
No distinto a ocasiones anteriores, brillaron por su ausencia representantes de los grupos aeroportuarios administrados por el Estado mexicano. ¿Qué mejor foro que Routes Americas para entablar conversaciones elementales y generar contactos fundamentales con la gran mayoría de las aerolíneas del continente? En mi frecuente asistencia a eventos de la industria, en diferentes rincones del mundo, suelo toparme con las mismas “caras de what” entre mis interlocutores y colegas cuando sale a colación el tema de los nuevos aeropuertos del país, ya sea en operación (AIFA) o en construcción (Tulum). Resulta decepcionante, pero a la vez comprensible, el desconocimiento y la desinformación existente al respecto, lo que para fines prácticos se traduce en su exclusión del radar de quiénes tienen en sus manos los estudios y elaboración de planes de rutas y vuelos futuros.
Las mejores prácticas de la industria, en materia de estrategias de red y expansión de rutas, típicamente conllevan horizontes de planeación de meses a años, dependiendo del tamaño y características de cada aerolínea, como parte central de sus proyecciones de capacidad y flota. A las aerolíneas más serias e institucionales, la práctica del ensayo y error no se les da como modus operandi, salvo que existan incentivos y garantías tangibles que les aseguren lograr, cuando menos, el punto de equilibrio al intentar posicionar una nueva ruta. Este tipo de proyectos, con visión de mediano a largo plazo, dependen de una estrecha cooperación y construcción de confianza entre aeropuertos y aerolíneas, que se gesta y cultiva precisamente en conferencias especializadas de la industria. Sembrar hoy para cosechar mañana.
Es, por consiguiente, indispensable encargar este especializado tema a profesionales del sector aéreo, con la correspondiente formación, experiencia y credibilidad para propiciar el diálogo y elevar el nivel de la conversación entre pares. Más vale tarde que nunca.
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