Como mencionábamos en la entrega anterior, la adicción a los videojuegos puede traducirse en problemas personales, familiares, académicos, financieros y laborales característicos de otras adicciones. Además, se observa un deterioro de las relaciones en la vida real, pues estas se ven interrumpidas como consecuencia del juego excesivo.
Aquellos que sufren de adicción a videojuegos pasan más tiempo en reclusión solitaria y menos con personas reales en sus vidas, por lo que a menudo son vistos como antisociales.
A menudo se generan discusiones en su entorno debido a la gran cantidad de tiempo que pasan jugando, e incluso puede que intententen ocultar el tiempo dedicado a los videojuegos, lo que se traduce en desconfianza y perturbación de la calidad de relaciones que alguna vez fueron estables.
Otro factor es que esta actividad puede llegar a ser muy costosa, lo que trae consigo consecuencias financieras. Así, gran parte del equipo necesario para jugar videojuegos diseñados para uso prolongado tiene precios elevados, y muchos MMORPG (Massively multiplayer online role-playing games, por sus siglas en inglés) tienen tarifas mensuales de suscripción.
Algunos individuos pueden crear personajes en línea o "avatares" en los que alteran su identidad y pretenden ser alguien distinto que en la vida real. Quienes tienen mayor riesgo de crear una vida secreta alternativa son personas con baja autoestima, sentimientos de insuficiencia y miedo a la desaprobación. Estos autoconceptos negativos pueden conducirlos a problemas clínicos de depresión y ansiedad.
Muchas personas que intentan la adicción a los videojuegos pasan por experiencias polarizadas como: depresión, alivio, ira, fantasías sobre el juego, cambios de humor, ansiedad, miedo, irritabilidad, tristeza, soledad, aburrimiento, inquietud e indecisión. Además, estas adicciones pueden causar molestias físicas o problemas médicos entre los que están: síndrome del túnel carpiano, ojos secos, dolor de espalda, fuertes dolores de cabeza, malestar estomacal e irregularidades como saltarse las comidas, no atender a la higiene personal y disturbios del sueño.
¿Cómo reconocer esta adicción en niños?
En el caso de los menores, se debe poner atención a síntomas como:
- Fatiga, tendencia a dormirse durante la escuela.
- No completar la tarea o asignaciones a tiempo.
- Baja de calificaciones, o faltas a clases.
- Dejar fuera actividades escolares como clubes, deportes, etcétera.
- Aislamiento de familiares y amigos.
- Disminución importante de los procesos cognitivos y de aprendizaje.
- Deseo de recompensas inmediatas en la vida cotidiana (no hay tolerancia a la frustración).
¿Cómo puede alguien obtener ayuda?
El primer paso es determinar si hay un problema. Un terapeuta de adicciones certificado puede llevar a cabo una evaluación para determinar qué nivel de atención es más apropiado. Es de suma importancia no evadir la situación, pues aún se realizan estudios para conocer los efectos a largo plazo que tendrá el bombardeo de información cibernética de videojuegos y redes sociales.
En el caso de los pilotos aviadores, el reconocer y buscar ayuda por una adicción a los videojuegos se vuelve crítico, pues sabemos que el pilotaje requiere de atención, concentración, conocimiento de cientos de variables, capacidad de adaptación y, en especial, una mente alerta al medio y sus demandas, acompañada de un buen estado de salud.
Ante esto, los pilotos deben tomar las medidas necesarias para cumplir con el objetivo primordial de su profesión que siempre será, un vuelo seguro.
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