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23/12/2024

Competencias para una nueva etapa

José Medina Go… / Domingo, 18 Julio 2021 - 22:09

En las dos últimas entregas de esta columna semanal hemos abordado un tema complejo, áspero, denso, pero de crítica importancia para nuestro sector y para el desarrollo nacional en esta época caracterizada por la crisis del 2020 y que se extiende hasta nuestra cotidianidad. Se trata del Capital Humano como factor esencial en la aeronáutica contemporánea. Como hemos señalado en la primera y segunda entrega respectivamente, este importante concepto es esencial para el Desarrollo, y cuando no existen los estímulos y valoraciones primordiales para el mismo se presenta la migración horizontal a otras ramas productivas.

Sin embargo, falta especificar qué condiciones son necesarias para fortalecer y preservar el Capital Humano dentro de nuestro sector. Estas mismas consideraciones aplican mayoritariamente a otros sectores productivos de igual manera, pero en el caso de la aeronáutica posee una primordial preponderancia. El primer elemento es -sin duda alguna- el conjunto resultante de la estabilidad, la salud, la seguridad, y la permisividad del entorno. Estas características conforman un espacio-contexto viable para la actividad profesional productiva, así como para la proyección y ampliación de intereses individuales (como parte de una ruta profesional) y colectivos (como parte de la fuerza de trabajo que conforma una empresa).

Estos componentes no son aislados ni exclusivos de nuestro sector. Dependen íntimamente del ecosistema comercial circundante, que lo otorga la economía nacional e internacional. Reconociendo la profunda crisis que experimentaron ambas el año pasado, y la espiral descendiente en que lamentablemente se encuentra la primera, es lógico y esperable que el entorno aeronáutico privado no fuera una opción viable para muchos actores, y eso promovió movimientos del Capital Humano de carácter transversal a otros sectores productivos. Pero una vez que estos entornos ingresan en una tendencia de estabilización, así como en una dinámica tendiente a la recuperación integral, entran en juego otros factores que influyen en la estabilidad y permanencia del Capital Humano en su actividad productiva selecta.

El primero de ellos es sin duda la profesionalización. Como hemos mencionado en repetidas ocasiones con anterioridad, la capacidad de formación profesional es esencial en cualquier actividad productiva, pero en un entorno tan técnicamente existente como lo es la aviación, mucha mayor relevancia adquiere. Pero más allá de la formación y la cualificación, existe también una cualidad que le otorga vigencia y trascendencia a estos atributos: la competencia. No se trata sólo de tener un certificado validado por alguna institución educativa, sino también en un proceso de formación constante en base a aptitudes y capacidades propias y adquiridas para mantener la eficiencia y la vigencia operacional requerida para desempeñarse en el sector de manera conducente.

La competencia profesional se trata de la vigencia permanente en el desempeño de las labores cotidianas. Éstas deben encaminarse de manera individual y colectiva a la eficiencia terminal de los procesos productivos, así como del incremento permanente de la competitividad. Dicho de otra manera, el ser competente para ejercer una función específica en el sector aeronáutico privado nacional se debe consolidar para poder mantener niveles cada vez más elevados de eficiencia y de esta forma promover un ambiente más rico en opciones y con más oportunidades de negocio. En otras palabras, es un catalizador para el progreso y para el desarrollo empresarial y sectorial.

Uno de los grandes retos que tienen las empresas contemporáneas es la promoción y gestión de las competencias esenciales y de habilidades críticas en su Capital Humano. Lo anterior requiere una coordinación importante entre capacitación continua, prácticas supervisadas, e incremento de expectativas de desempeño dentro de una ruta profesional, que se traduce en ascensos laborales y de responsabilidades. Estos son rubros cuya inversión no es menor. De hecho, existe una clara línea entre la inversión en Capital Humano en estos rubros y los rendimientos esperados de la misma en el desarrollo empresarial. En el sector aeronáutico internacional, este desarrollo y gestión de competencias posee una intrínseca exigencia adicional, que se deriva de los desarrollos técnicos propios de la industria.

Mientras que es innegable que en otras actividades productivas requieren de un alto nivel de competencia profesional para desarrollarse adecuadamente, el entorno aeronáutico contemporáneo cada vez más requiere de personal altamente capacitado y competente. El avance técnico, tecnológico, de procedimientos y estándares internacionales es cada vez más complejo, y debe albergar consideraciones cada vez más estrictas. En un entorno donde no hay tolerancia al error, los márgenes de maniobra son limitados, y la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa, es indiscutible que el personal asignado a las diversas áreas de la industria aeronáutica global contemporánea debe incrementar sus competencias profesionales si buscan seguir siendo competitivos y otorgar un valor agregado a su empresa. El no hacerlo implicaría un rezago relativo frente a sus pares, un retroceso proporcional frente a una tendencia de avance indetenible, y un detrimento laboral que lleva a la desactualización y la pérdida de habilidades críticas vigentes.

A nivel internacional se ha invertido en este año 2021 cantidades extraordinarias de recursos para incrementar y fortalecer las competencias profesionales en nuestro sector. Desde consolidar los requerimientos para contención del COVID-19, así como incorporar nuevas tecnologías y promover la competitividad internacional, consolidar recursos y dar paso a la innovación en los esquemas de negocios internacionales, la aeronáutica de la tercera década del siglo XXI es profundamente compleja, interactiva y en constante proceso de transformación. Debido a su propia dinámica, ningún país esta exento de este proceso, ni puede sustraerse de esta tendencia. A excepción, claro está, que su objetivo sea deliberadamente retroceder relativamente del desarrollo mundial.

Tal parece que en esta situación nos encontramos como sector aeronáutico en México. En cuantiosas ocasiones hemos comentado como la falta de mayor interacción de nuestras autoridades con los esfuerzos de proyección de la aeronáutica internacional ha creado importantes estragos en el desarrollo del sector aéreo nacional. Esta semana invito al lector a orientar la reflexión en torno a la gestión de las competencias profesionales en la aeronáutica mexicana. Las autoridades deben ser promotoras de la formación de Capital Humano competente y vigente en la aviación nacional, cosa que lamentablemente no ha ocurrido. Sin duda el sector privado ha buscado mantener los estímulos necesarios para que no disminuyan las competencias de su personal, pero los recursos han sido limitados.

La prioridad de las empresas que integran el sector aeronáutico mexicano ha sido sobrevivir, en buena medida gracias a la falta de estímulos y apoyo de las autoridades durante la crisis del 2020-2021. Éstas en vez de ser sensibles y proactivas han sido todo lo contrario, y esto ha creado un rezago en la gestión de competencias y habilidades críticas en nuestro sector, que pueden generar consecuencias profundamente nocivas. De estas hablaremos la próxima semana. 

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