Fue un 4 de agosto de 1958, cuando la lucha de los pilotos aviadores, que por años buscó elevar las condiciones de trabajo a los pilotos para dejar de ser considerados empleados de confianza por parte de las empresas aéreas y lograr un trato digno, nació.
Un grupo de valientes pilotos levantaron el puño hacia arriba, rompiendo las cadenas que rodeaban las injustas condiciones de trabajo en las que se encontraban.
Y ahora, la historia se repite en aquellos pilotos y sobrecargos que, valientemente, se enfrentaron a los administradores de aerolíneas que, por su ambición de control laboral y económico, buscan que no exista un intermediario que además luche por sus derechos.
El miedo se apodera de aquellos pilotos y sobrecargos que por no perder su fuente de ingresos, ignora a aquellos que quieren impedir estas injusticias, claramente violatorias de cualquier derecho real de ser defendido.
Una vez escuché de un veterano que peleó en Vietnam decir: “La libertad es muy cara”.
Les deseo a aquellos que aprecian la libertad, que logren todos sus objetivos, la historia se escribe con gente como ustedes.
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