Si bien es cierto que todavía no es posible pronosticar sismos, los avances en la tecnología espacial nos han brindado una nueva forma de estudiar los terremotos y su impacto en la corteza terrestre. Las imágenes capturadas por los satélites de observación de la Tierra permiten a los científicos medir con precisión los cambios que ocurren en el suelo después de un sismo, lo que lleva a una comprensión más profunda de la tectónica de la corteza superficial y una mejor estimación de los peligros sísmicos.
Un ejemplo de lo anterior se dio en el caso del sismo de magnitud 7.4 que azotó la costa de Oaxaca, México, el 23 de junio de 2020. Este poderoso sismo dañó cientos de edificios, causó víctimas y provocó fuertes réplicas y una alerta de tsunami, lo que requirió evacuaciones en el área.
Investigaciones, tanto de la NASA como de la Agencia Espacial Europea, mostraron una deformación del suelo de hasta 0.45 metros en la región del epicentro en la ciudad de La Crucecita. Al comparar imágenes tomadas antes y después del terremoto, los expertos pudieron medir con precisión el desplazamiento de la superficie causada por el sismo.
Este ejemplo destaca la capacidad que tiene la tecnología espacial para medir con precisión los movimientos del suelo causados por terremotos en todo el mundo en cuestión de días. Los datos satelitales, combinados con mediciones aéreas y terrestres, pueden conducir a la creación de modelos geofísicos más avanzados y una mejor comprensión de los riesgos geológicos. Esto, a su vez, mejorará la gestión de desastres naturales y ayudará a prevenir víctimas. Si bien es posible que nunca podamos pronosticar terremotos, el monitoreo satelital de la corteza dinámica de la Tierra es una herramienta valiosa para comprender los sismos y la tectónica. Con todo, el mapeo de sismos utilizando datos satelitales es solo el comienzo. A medida que la tecnología continúe mejorando durante la próxima década, la próxima generación de satélites proporcionará datos aún más avanzados.
En vista de este avance, es imperativo que los gobiernos, la academia y la sociedad civil se unan para promover el uso de la tecnología espacial en el monitoreo de sismos. Al invertir en este campo, podemos construir un mejor futuro y proteger las vidas de millones de personas que viven en regiones sísmicamente activas en todo el mundo. Esto no es solo una inversión en tecnología, sino una inversión para salvar vidas.
Trabajemos juntos por un futuro más seguro y aprovechemos al máximo la tecnología espacial al servicio de la humanidad.
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