La Era Espacial no deja de maravillarnos. Las constelaciones de satélites de órbita baja, como Starlink y OneWeb, prometen brindar comunicaciones de banda ancha a casi todas las regiones del mundo y aumentar el desempeño de muchos servicios, como las descargas de videos, la realidad virtual y las llamadas por videoconferencia. Sin embargo, existe otra tecnología espacial que va a tener un impacto significativo en todos los aspectos de nuestras vidas, y que representa una gran oportunidad por desarrollar. Esta tecnología es la comunicación por satélite para el Internet de las cosas, o IoT.
El IoT es una red de dispositivos informáticos que tiene la capacidad de transferir datos a través de una red de comunicaciones de manera automática. Una “cosa” en el IoT, puede ser un medidor de flujo en una tubería de gas, un sensor de presión arterial en una persona, o un receptor GPS en una vaca en el campo, es decir, cualquier cosa a la que se le pueda asignar una dirección de Protocolo de Internet (IP) y pueda transferir datos a través de una red. El IoT está revolucionando todas las actividades humanas a través de la adquisición continua de datos que transmiten dispositivos remotos que se almacenan en la nube, para luego analizarlos para tomar decisiones. Con el IoT, las empresas pueden monitorear, aprender y responder a los cambios del ambiente y del mercado con mucha mayor rapidez, y así dar mejores servicios.
Estamos ante una gran oportunidad
En la actualidad, se estima que solamente el 10% de la tierra firme está conectada por redes de comunicaciones terrestres, principalmente concentradas en los centros de población urbanos. Esto hace que el 90% restante, así como la superficie del océano y el espacio aéreo, requieran de conectividad que en muchos casos sólo es posible a través de satélites. Sin embargo, la conectividad que proporcionan las soluciones tradicionales, como los satélites geoestacionarios, no es adecuada para conectar a los dispositivos del IoT. Esto se debe a que los satélites geoestacionarios se diseñaron con otras aplicaciones en mente, como transmitir llamadas telefónicas y señales de televisión, en donde se transmiten grandes volúmenes de datos continuamente a instalaciones fijas conectadas a la red de energía eléctrica. En contraste, los dispositivos IoT transmiten a tasas de transmisión muy bajas, no transmiten continuamente, sino de manera esporádica, y generalmente están alimentados por baterías, y muchas veces son móviles, por lo que es deseable que tengan un muy bajo consumo de energía.
Es por esto que conectar a los dispositivos del IoT por satélite, requiere usar constelaciones de satélites de órbita baja diseñados ex profeso para las aplicaciones IoT. Esto ha hecho que muchas empresas estén desplegando constelaciones satelitales para IoT para dar servicio a una gran diversidad de aplicaciones, como marítimas, agricultura y ganadería, y vehículos conectados, entre muchas otras más. Esto llegará a conseguir una conectividad mundial que revolucionará nuestras vidas.
Todo esto son muy buenas noticias. Al disponer de una conexión global de bajo costo y bajo consumo de energía, aumentará la cantidad total de sensores dispersos por todo el mundo y permitirá crear nuevas aplicaciones como el monitoreo de la salud humana, la gestión de infraestructura urbana, y el control de vehículos autónomos, entre muchas otras más. El IoT satelital también se podrá utilizar como respaldo para apoyar a las operaciones de ciudades inteligentes o cuando ocurran desastres que inhiban la operación de las redes terrestres. Las opciones son ilimitadas y, muy pronto, el IoT satelital será una parte integral de nuestras vidas, como lo son los teléfonos móviles. Así que estamos ante una gran oportunidad de entrar en esta nueva ola de innovación, y si nos preparamos, podremos aprovecharla desarrollando aplicaciones para el IoT. Todo es cuestión de imaginación, esfuerzo y decisión para incorporarnos en la Era Espacial.
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