Así es como nos encontramos ante una concurrencia entre asuntos de seguridad aérea e investigación, tanto técnica como penal. Además de —en nuestro caso, con las leyes relativas a la responsabilidad de servidores públicos— una investigación administrativa que pueda concluir en suspensión, inhabilitación y servir de prueba documental para el proceso penal.
"Detrás del estudio y análisis de las causas de un accidente o incidente aéreo grave está la búsqueda incansable del error, de lo que no ha funcionado, de lo que se ha hecho mal, para aprender y evitar que en el futuro pueda volver a repetirse".
“Un accidente con víctimas mortales es también una tragedia que exige por parte de la sociedad la búsqueda de posibles responsables penales. El proceso penal es el instrumento necesario para la realización del Derecho Penal en un Estado de Derecho. Por ello, el inicio de un proceso de esta naturaleza cuando acontece un accidente aéreo de estas características es la vía adecuada para la búsqueda de eventuales responsables penales y la imposición en su caso de la sanción legalmente prevista”.
De acuerdo con esto, el personal dependiente de la DGAC tiene actualmente el carácter de “primer respondiente” ante la posible investigación judicial que se pudiera implementar. Aunque el manual vigente para la investigación y análisis de accidentes e incidentes aéreos de la DGAC se enfoca exclusivamente en la investigación técnica, podría obligarse a la dependencia —a través de orden judicial— a entregar copia certificada como prueba del expediente —concluido o no—, o a la rendición de testimonio del personal involucrado en la investigación técnica.
Sin embargo, el enfoque de la investigación técnica que busca privilegiar un clima de confianza y colaboración, así como la autonomía de los trabajos de investigación, no debe eludir ni obstaculizar la justicia —y por tanto la responsabilidad penal— de aquellas conductas que hubieran podido ser determinantes para el evento.
Por lo anteriormente señalado, queda de manifiesto la importancia de contar —urgentemente— con un organismo de autoridad con la suficiente autonomía técnica, administrativa, financiera y legal, libre de conflictos de intereses frente a la autoridad de aviación civil, que investigue los accidentes e incidentes aéreos. Máxime ante el nuevo sistema de justicia penal acusatorio, donde la cadena de custodia y el primer respondiente tienen un papel muy relevante en la configuración de la verdad legal, de cara a un deslinde de responsabilidades penales.
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