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La semana pasada, en este mismo espacio me preguntaba: ¿de qué sirven las más profundas consideraciones éticas y las mejores leyes reguladoras del uso de la robótica, la inteligencia artificial y los drones, si no se cuenta con capacidades operativas eficaces para su control, inhibición y supresión en caso de un riesgo o amenaza?
Las llamadas contramedidas deben de estar a la altura de las circunstancias, y este tema nos lleva al mismo punto: ¿cuándo, cómo, y bajo qué premisas se justifica el uso de dichas tecnologías; aunque sea por parte del Estado, quien ostenta legítimamente el monopolio de la fuerza.
Por ejemplo, en Estados Unidos, el 7 de agosto de 2017, el Military Times informó que "el Pentágono ha firmado una nueva política que permitirá que las bases militares derriben drones privados o comerciales que se consideran una amenaza."
Esto forma parte de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2017, que se abrobó en diciembre de 2016. Dicha legislación busca expandir el uso de la fuerza a aquellos lugares que son "parte de una base de instalaciones militares cuyas operaciones son tema de seguridad nacional.
Cierto –insisto una vez más–, que la tecnología se combate y controla con tecnología. Así pues, desde hace tiempo contamos ya en el mercado con varios tipos de dispositivos tecnológicos que permiten controlar un dron ajeno en caso de que éste realice un vuelo fuera de los parámetros del “vuelo seguro”.
Las contramedidas para drones pueden clasificarse en dos grandes grupos: detectores y defensores. Los primeros detectan y monitorean aeronaves no tripuladas y los segundos buscan neutralizar su vuelo o mantenerlos alejados de un espacio determinado.
Detectores y defensores
Detectores: Estos no son realmente un problema legal. Algunos ejemplos de este tipo son:
- Radar
- Receptores de ondas de radio
- Sensores de audio para "escuchar"
- Sensores ópticos para ver
Defensores: En esta categoría es donde las cosas se complican legalmente.
- Jammers: dispositivo para bloqueo de señal
- Spoofers: hackeo para señales de GPS
- Hackers
- Sonic
- Destructores
- Láser
- Pulso electromagnético
- Microondas de alta energía
- Dueños de propiedades irritados con escopetas
- Snaggers: una red transportada bajo un dron, disparada desde un cañón de aire, o un proyectil de armadura de escopeta que se abre tipo bolo
- Aves de ataque como las águilas reales (probadas con éxito en Holanda)
- Lanzar cosas como camisetas, pelotas de béisbol, balones de fútbol, etcétera
A continuación, mencionaremos algunos ejemplos concretos:
- Desde finales de 2016, la Administración Federral de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) y el contratista de defensa CACI, probaron con éxito una nueva tecnología de detección de drones en el Aeropuerto Internacional de Atlantic City. Se llama SkyTracker y sigue las señales de radio que utilizan los drones para conectar a sus operadores, lo que permitiría a las autoridades ubicar a un operador deshonesto.
- El "rifle anti-drones" de Battelle Innovations y su llamado drone defender, utilizado por las fuerzas de seguridad pública de Estados Unidos, es sistema anti-drones diseñado para desactivar un dron sin explotarlo en el cielo. Usa pulsos de radio para desactivar un avión no tripulado hostil dentro de un radio de 400 metros. Estos pulsos interrumpen el sistema de comunicación del dron, lo que hace pensar que está fuera de rango. Los protocolos de seguridad del dron se activan, lo que obliga al dron a flotar, regresar a su punto de origen o descender lentamente a medida que se prepara para aterrizar. Debido a que el arma atasca la comunicación con el operador cercano, el drone defender también puede evitar la detonación y otras funciones remotas. El sistema de interferencia de radio está montado en un chasis de pistola que hace que el arma sea liviana (4.5 kgs o menos) y fácil de usar. Está diseñado para disparar dentro de 0.1 segundos de inicio y puede operar durante cinco horas seguidas.
- El caso de DJI. El fabricante mundial más popular, el cual tomó importantes medidas en el hardware de navegación que obligan al usuario a realizar un proceso de activación y verificación, con el cual el sistema puede controlar si es posible volar donde el usuario planea hacerlo. En el caso de no realizar dicho trámite, el dron no puede volar a más de 30 metros de altura ni distanciarse más de 50 metros. Tampoco puede hacerse streaming en ese caso desde la cámara del dispositivo.
- AeroScope. Es un sistema de hardware –también de DJI–, cuyo propósito es controlar y monitorear la actividad de los drones que sobrevuelan un espacio aéreo determinado. Los ejemplos que la compañía ponía para explicar la necesidad de un sistema así eran eventos, como conciertos o partidos de fútbol,o lugares como aeropuertos. Funciona detectando la transmisión de comunicación existente entre el dron y el control del operador del mismo (igual que el Sky Tracker de la FAA). Lo podemos apreciar en el siguiente video:
- Ataque de GPS spoofing. Distrae la atención de un receptor GPS para suplantar la señal original con la señal fraudulenta de un tercero, de tal forma que el receptor no podrá descubrir que esa señal ha cambiado de procedencia. Esto se consigue creando una señal fraudulenta y aumentando poco a poco su energía de transmisión de onda. Cuando la señal suplantada es más fuerte que la original en uno o más satélites GPS, la onda se acoplará sobre la original y esta será absorbida, quedando únicamente la señal modificada.
Estos son sólo algunos ejemplos, es por ello que valdría la pena analizar los presupuestos e inconvenientes legales de utilizar estas tecnología anti-dron, lo cual haremos la próxima semana en este mismo espacio.
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