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Uno de los grandes interrogantes en la nueva era Trump es el destino que seguirán las políticas y los recursos que Estados Unidos había comprometido para que se cumplan los compromisos de NetZero en la aviación para el 2050.
La hoja de ruta de la industria, publicada por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), es muy clara en cuanto a los costos, compromisos y desafíos para gobiernos, aerolíneas y otros participantes del sector, pero lo que hoy no se sabe es si esto se mantendrá, ya que todo está fincado en el Acuerdo de Paris para reducir las emisiones de CO2, pero una vez que la administración Trump ha roto su compromiso con este pacto no se ve claro qué sucederá.
El asunto no es menor. Una importante aportación a los objetivos de elaboración de Combustible Sustentable de Aviación (SAF); investigación y desarrollo de nuevos propulsores, como el hidrógeno y baterías eléctricas, así como de bonos de compensación, tenían que ver con las subvenciones que Estados Unidos estaba otorgando a diversos agentes para llegar a las metas previstas. Hoy, el asunto de los recursos está en el aire y el resto de las naciones no alcanzan a cubrir con sus recursos lo que EU estaba aportando.
De acuerdo a la Hoja de Ruta financiera de SAF, entre 2024 y 2050 los costos de transición de las herramientas de mitigación de las emisiones están por encima de los 4.7 billones de dólares (sí, billones, no miles de millones), un promedio de 174 mil millones de dólares anuales en ese período, aunque al inicio estemos hablando de sólo 1,000 mdd, que se convertirán en 744 mmdd en el 2050. Una cifra que, sin duda, será difícil de imaginar siquiera, pero que va de acuerdo con el reto enorme de frenar el calentamiento global que cada año empeora y cobra no sólo miles de millones de dólares en pérdidas sino millones de vidas, destrucción de vastas zonas del planeta y un impredecible futuro.
Parte de los costos tiene que ver con lo que implica la transición hacia el combustible sostenible y los propulsores que deben desarrollarse y probarse en los siguientes años antes de que la aviación logre ser completamente NetZero. El cambio tecnológico representa costos que superan la inversión en SAF y las aerolíneas, con sus márgenes de ganancia tradicionales, no pueden absorberlos.Sin embargo, la perspectiva inversa es, tal vez, peor. Mantener el combustible tradicional, con sus emisiones de carbono, no sólo implica un alto costo para el planeta, para todos los países que deben hacer frente a los efectos de los fenómenos hidrometeorológicos, sino que -por razones obvias- el petróleo irá escaseando en las siguientes décadas y el costo de combustible que hoy representa entre un 25 y un 30% del costo total de operación podría llegar a significar mucho más que esto. De hecho, se calcula un monto total aproximado de 600 mmdd para el 2050 que, irremediablemente, iría aumentando.
Para decirlo rápido: la industria aérea se encuentra entre la espada y la pared. No hacer nada costará mucho, continuar con su hoja de ruta implica que: o convencen a Trump de la necesidad de continuar apoyando o habrá que buscar otros países inversionistas… ¿China? E-mail: raviles0829@gmail.com
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