Uno de los problemas que tenemos en el sector aéreo mexicano es la falta de certidumbre respecto al rumbo que tomará su conducción desde el gobierno. En un país como éste, en donde las concesiones del Estado son los pilares que sostienen a la industria, no es posible mantenerla sólida con decisiones erráticas, improvisaciones o, peor aún, con jaloneos dentro del mismo gobierno.
Por eso es que la aviación mexicana parece vivir en una montaña rusa o un Serpientes y Escaleras, donde a veces parece que vamos para adelante y a veces para atrás; donde hay demasiados jugadores con influencia suficiente para dirigir la nave en sentidos divergentes o con la ausencia de quien debiera ser piloto al mando y donde, en fin, ni los más entusiastas apoyadores del régimen actual pueden explicar o incluso aprobar que, en los hechos, la industria se convierta cada día más en un servicio sólo para los que sí tengan poder adquisitivo o que vivan en las regiones más desarrolladas.
Al final, se verá, todo el panorama que hoy tenemos delante, que incluye la reducción de slots en el AICM, mandar la carga al AIFA sin la suficiente infraestructura, dejar morir a las aerolíneas regionales, mantener a la aviación nacional en vilo esperando la Categoría 1 para incrementar sus vuelos al mejor mercado extranjero que tenemos, la lentitud en la expedición de licencias, la dificultad para encontrar cita en Medicina de Aviación, el desaseo en la aprobación de las Leyes de Aviación y Aeropuertos que hoy las mantiene en el limbo jurídico, etc., tendrá costos, entre ellos que el acceso a los vuelos seguirá siendo para unos pocos.
Por otro lado, con un sector aéreo disminuido, con barreras artificiales para utilizar los hubs naturales, las aerolíneas se refugiarán en los aeropuertos del norte de la República para operar sin sobresaltos ni cambios de señales. En otras palabras, el desarrollo se ubicará en los sitios donde ya existe la masa crítica suficiente para crear la conectividad que hace crecer a las aerolíneas.
En todo este galimatías lo único que puede hoy salvar a la aviación es que se haga un ejercicio democrático real para sentar las bases de una política de Estado en materia de aviación e industria aeronáutica. Lo que el sector aéreo necesita es certidumbre: rumbo, altura y velocidad… necesita una autoridad aeronáutica civil, con facultades y con excelencia profesional; necesita un marco jurídico integral y coherente; necesita consenso entre los actores de la industria, una infraestructura de calidad e inversiones bien pensadas.
Porque no habrá dinero que saque adelante a una empresa pública que se pone en manos de un ente privado y creado en el extranjero, cuya primera declaración es advertir que la contratación es directa y sin sindicatos. ¡Qué forma de empezar violando la Ley Federal del Trabajo al evitar la libre sindicalización! Además, con el subsidio gubernamental en condiciones de falta de competencia y volando las mismas rutas que las tres aerolíneas troncales que quedan en el mercado mexicano. ¡Urge un piloto al mando!
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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