Si la industria aérea y las aerolíneas troncales comerciales se las han visto negras para sobrevivir a la pandemia, a la Categoría 2 y a los enormes retos de incertidumbres y políticas erráticas de esta administración, la aviación regional ha enfrentado desafíos mucho más grandes ya que, por su tamaño y por la falta de atención endémica que sufre este sector en México, su esfuerzo ha sido doble.
A estas alturas apenas quedan en pie TAR Aerolíneas y AeroCalafia, además de la recién nacida Aerus. La desaparición de Aeromar y en años recientes de muchas de las líneas aéreas que nacieron con vocaciones regional y alimentadora, es una muestra de la urgente necesidad de establecer una política de Estado que realmente se enfoque en las necesidades de conectividad de este país.
Por eso llama la atención y es tan relevante lo que acaba de lograr TAR, empresa con base en Querétaro y cuya vocación regional se ha mantenido a lo largo de casi 20 años, ya que a través de una renegociación de deuda apoyada por el fondo de inversiones Ethos Asset Management (Ethos) por 20 millones de dólares, hoy se apresta a crecer y a fortalecer un mercado que representa el 30% del total nacional, del cual apenas un 11% se ha explotado hasta la fecha.
TAR, dirigida por Ricardo Bastón, tiene en este momento una flota pequeña de 5 aeronaves Embraer 145 de 50 asientos y su apuesta es ampliarla de aquí a fines del 2024 hasta completar 15 de este mismo modelo y, en el futuro, continuar con esta línea regional que conecte al centro del país hacia dentro y hacia afuera.
Actualmente opera 27 rutas en 18 destinos, la que se agrega Toluca donde se tienen operaciones no regulares hasta la fecha pero que, con los nuevos planes de expansión, podría sumarse, así como el AIFA, para hacer un verdadero radial en todos los sentidos.
Pero el caso de TAR ilustra muy claramente cómo una política no planeada puede perjudicar a un segmento de la industria, pero no sólo a ese segmento sino a la derrama que deja de hacerse en docenas de ciudades y aeropuertos que podrían conectarse vía aérea de manera muy eficiente y no ha sido posible hacerlo.
Al tener el tipo de contratos de descuentos por volumen en el suministro de combustible y oferta de servicios de rampa y otros conexos en aeropuertos del país, lo que se logra es encarecer la operación de los pequeños y facilitar la de las troncales que cada día ganan más mercado, pero no sirven a ciudades que están desconectadas aunque tengan aeropuertos.
La falta de este tipo de visión de Estado ha tenido consecuencias en la continua quiebra de aerolíneas y en la ausencia de una conectividad equilibrada, puesto que mientras hay aeropuertos muy saturados y en continua ampliación, muchas terminales aéreas apenas tienen algunos vuelos semanales.
El hecho de que hoy TAR haya logrado este acuerdo le da viabilidad hacia el futuro y es una excelente noticia para toda la industria, pero debería ser un llamado de atención para que deje de postergarse la conformación de una política que impulse aquello que en el discurso se pondera mucho pero en la práctica se inhibe. E-mail: raviles0829@gmail.com
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