Una de las asignaturas pendientes en la revisión que hicieran los inspectores de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA), es la Medicina de Aviación. Es cierto que muchas de las 28 observaciones que se hicieron en marzo de 2021 y las 39 “no conformidades” de fines de ese mismo año fueron resueltas a satisfacción, pero hay varias que quedaron pendientes, aunque los auditores se pueden dar por satisfechos con el avance, que es significativo si se le compara con la situación en la que estaba el sector hace dos años, en particular en lo relativo al andamiaje jurídico.
Se dice, además, que el optimismo oficial se basa en un probable acuerdo “político” que habría desbrozado el camino para que el diálogo bilateral se diera en otros términos, sobre todo desde que el director de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), General Vallín, fue a Washington a principios de este año, porque la visita programada para enero por los auditores se suspendió debido a un problema en la gestión de tránsito aéreo en aquél país. Lo cierto es que la propia FAA no se apresuró a confirmar si la autoridad aeronáutica de nuestro país pasará a Categoría 1.
No obstante, entre las asignaturas pendientes está la situación de Medicina de Aviación, la del área de Investigación de Incidentes y Accidentes y los salarios del grupo de inspectores, entre otras cosas, ya que los recursos que se le asignan a la AFAC siguen siendo muy escasos en relación con sus necesidades, para mantener funcionando de manera aceptable los servicios al público y la estructura interna con un mínimo de competencias.
El caso de la Medicina de Aviación es importante porque si bien se hizo el esfuerzo de integrar esta disciplina dentro de la AFAC, aún es necesario trabajar en el modelo. Recordemos que esta especialidad fue desarrollada hace ya varios años y traída a México por el doctor Luis Amezcua, de tan grata memoria, e incluso se convirtió en un modelo para el resto de América Latina por su enorme calidad y resultados tangibles en el medio aeronáutico.
Después, en alguna de esas decisiones inexplicables, Medicina de Aviación se asignó a Medicina del Transporte y la especialidad se perdió, con muy malos resultados. Gracias a la auditoría de la FAA (¡¡y a la degradación!!) fue que la AFAC se vio obligada a reintegrarla a sus filas, pero el inicio no ha sido el más afortunado. Todo ello debido a la decisión de cortar a los médicos terceros autorizados, pues la AFAC carece del personal médico suficiente.
Por otro lado, es absurdo que una Universidad tenga esa especialidad si los médicos que egresen no pueden tener trabajo y, por otro lado, se deja en manos de médicos generales o con otra especialidad, la labor de atender a las tripulaciones.
Y no hay nada en contra de los médicos, pero por algo se pide la especificidad en Medicina de Aviación y entre 40 médicos con esta formación no se ha elegido a ninguno para dirigir el área, a pesar de que son profesionales muy prestigiados y respetados en el medio. Si esto continúa, la AFAC habrá matado a la especialidad y la degradación no habrá servido de mucho. E-mail: raviles0829@gmail.com
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