El desafortunado incidente grave del vuelo 512 de Volaris del 12 de mayo, deja al descubierto las muchas carencias que tienen nuestros sistemas de detección meteorológica, lo que se suma a otras insuficiencias que sufre la aviación y que, entre otras cosas, provocó la degradación a Categoría 2 de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA), porque en el fondo de las observaciones y no conformidades que se encontraron en la operación de la autoridad aeronáutica, durante la auditoría realizada entre 2020 y 2021, se nota la ausencia de recursos.
Esta falta de entendimiento de lo que requiere un sistema moderno y eficiente de aviación civil en cualquier país y más tratándose de una nación que, como México, tiene aerolíneas que compiten internacionalmente y una presencia destacada de operadores extranjeros, está ahogando al sector. Es increíble que en este contexto se piense en crear una aerolínea de Estado, lo cual va a significar una erogación importante, ya no digamos para comprar la marca Mexicana y activos que le acompañan, sino para equipar mínimamente a una empresa aérea con aviones, oficinas, mantenimiento, tripulantes y mostradores.
Por muy bajos que sean los costos, el gasto será importante y restará recursos para equipar a empresas como Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) tanto con radares como con sistemas, con estructuras, más plazas y salarios más dignos.
Lo mismo puede decirse de mucha infraestructura que requiere el país, aeropuertos que están en manos de dependencias de gobierno, servicios que son indispensables para que el sistema funcione. Sin ir más lejos, la dirección de Medicina de Aviación, que si bien era necesario traspasar al ámbito de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), debió haber previsto tener un esquema de transición que permitiera un cambio eficiente para garantizar exámenes y médicos suficientes para todos los solicitantes.
Para colmo, los lineamientos de exámenes no corresponden a la aviación civil (la Organización de Aviación Civil Internacional, OACI, podría asesorar a la AFAC para adoptarlos), sino a las fuerzas armadas de los Estados Unidos, lo que complica a los tripulantes cumplir con los estándares.
Los riesgos son altos, porque al crearse un cuello de botella en este rubro las cancelaciones de vuelos pueden complicar la temporada alta del verano, con los consiguientes daños a los pasajeros.
Como nunca antes en los últimos 50 años, la aviación mexicana requiere de un ejercicio verdaderamente profesional para estructurar una política de Estado que dé rumbo y fortaleza al sector. Y además, que ayude a que las autoridades inviertan sus recursos de manera eficiente. Tal parece que lo importante es que las dependencias de gobierno acumulen activos, aunque no tengan dinero para que operen de manera regular y conforme a los estándares que se requieren. Mal augurio.
Por lo pronto, además, estamos en espera de que la FAA envíe a sus auditores para que se tengan visos de recuperar la Categoría 1. La fecha del 15 de junio se antoja apresurada y sería penoso que otra vez se posponga.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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