Es importante que alguien le explique directamente al presidente lo que sucedería con la propuesta de incluir el cabotaje como parte de la política de aviación de este sexenio. Hay varias aristas, pero quizás la que deje huella más honda hacia el futuro, es que el legado de la 4T y de Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia como la peor idea de su gobierno y la antítesis de su propuesta política y económica.
A quien sea que se le haya ocurrido la idea, es obvio que desconoce las derivaciones de tal propuesta y el hecho de que ninguno de sus secretarios, funcionarios o allegados le haya advertido de ello es signo de que el presidente está más solo que Lindbergh en el Atlántico.
Las consecuencias de abrir Cabotaje, que ya se han descrito de diversas maneras, no sólo pasan por el evidente daño que se le hará en el largo plazo a la industria aérea nacional y a la economía, al dejar en manos externas la decisión de a dónde volar, qué rutas seguir y poder dejar desconectado al país a la menor provocación.
También hay que medir las consecuencias inmediatas. La primera es que, al haber enviado en una sola iniciativa las leyes de aviación civil y de aeropuertos, incluyendo además la cláusula del cabotaje discrecional, se está atendando contra el Convenio de Chicago, que tiene rango constitucional al haber sido ratificado en su momento por el Senado.
El artículo 7, Cabotaje, a la letra dice: “Cada Estado contratante tiene derecho a negar a las aeronaves de los demás Estados contratantes el permiso de embarcar en su territorio pasajeros, correo o carga para transportarlos, mediante remuneración o alquiler, con destino a otro punto situado en su territorio. Cada Estado contratante se compromete a NO CELEBRAR ACUERDOS QUE ESPECIFICAMENTE CONCEDAN TAL PRIVILEGIO a base de exclusividad a cualquier otro Estado o línea aérea de cualquier otro Estado, y a no obtener tal privilegio exclusivo de otro Estado”.
Esto implica que la Ley de Aviación Civil se puede atorar en el proceso legislativo, lo cual retrasaría aún más el regreso a la Categoría 1 de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA). Además, si se permitiera que operaran en territorio nacional empresas de otros países, con justa razón esa instancia expresaría sus dudas: si la autoridad aeronáutica mexicana no demostró en su momento poder supervisar a las aerolíneas establecidas en México y a sus aeronaves, es mucho menos probable que pueda hacerlo con aeronaves y aerolíneas que no están establecidas en México y, por lo tanto, tienen mucha menos supervisión de las autoridades nacionales.
Además, en caso de que se diera la aprobación en el Congreso, falta ver las consecuencias en el contexto internacional y, además, si no accedemos a la Categoría 1 seguiremos perdiendo en el mercado más importante del mundo que es el México-Estados Unidos y habrá otras derivaciones, como que el AIFA no podría tener más vuelos.
General Vallín, Arquitecto Jiménez Pons, Licenciado Nuño: es indispensable que expliquen este contexto al presidente.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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