Tal como Matrix Resurrecciones es la zaga de la historia de hace años, la nueva guerra de los slots en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), tiene tintes de comedia y drama, pero sin duda está afectando a lo que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) apunta como el único origen y justificación del transporte aéreo: el Pasajero.
Con más o menos 180 vuelos cancelados o pospuestos desde el AICM hacia diversos puntos del país, Volaris es la protagonista de esta temporada, pero no la única. La razón parece simple, pero tiene su grado de complejidad y en realidad no hay héroes ni villanos, sólo hay consecuencias de una decisión que tiene dos vertientes: reparar el AICM y de paso, darle vuelos y pasaje al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
El problema de la asignación de slots es, en realidad, un asunto que tiene que ver con lo que los teóricos de la Economía que se estudia en el ITAM predican: un bien escaso (el slot) que tiene mucha demanda y que, por lo tanto, tiene un valor alto, por lo que deben existir reglas que permitan el acceso a todos los jugadores del sector.
Ya la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) quiso intervenir fallidamente en ese mercado ante la saturación del AICM, en 2013 y en 2016-17. Ahora, con la nueva limitación al número de operaciones por hora de 61 a 52 en horas pico, las cosas se complican.
Hay que decir que los slots en un aeropuerto con pocas operaciones ni siquiera son designados como tales, porque nadie se pelea por ellos y aunque los operadores aéreos se quejan de la forma cómo se están estableciendo las reducciones y la asignación de los slots en el AICM, lo cierto es que casi todas las aerolíneas que operan en él pertenecen a la IATA y las reglas que se usan para esto son las que IATA ha probado durante 60 años. Es lo más eficiente y lo más cercano a la equidad, aunque a algunos no les guste, como en su momento pasó con Cofece.
Desde luego hay que conocer y saber utilizar los mecanismos implícitos en estas reglas (las WSG o directrices mundiales de slots) porque la forma de asignar tiene qué ver con el uso histórico de un horario determinado, la puntualidad en una temporada y lo que se llama el ad-hoc, que significa que si un horario está desocupado porque otra empresa lo abandonó, el nuevo operador puede reclamarlo, pero no le cuenta como histórico.
Pero esa guerra no tiene nada qué ver con la reducción en sí (que se dijo que será temporal), sino con la idea de llevar vuelos y pasajeros al AIFA, lo cual no tiene sustento. Si esto fuera verdad, Toluca estaría a reventar y no es así. Lo que ocurre en el sector aéreo es lo más cercano a la mano invisible de Adam Smith: el mercado se mueve hacia donde está la demanda.
La aviación no se rige por decretos. Por mucho que queramos forzarla con disposiciones legales u operativas se acomoda donde es más eficiente y atrae más pasajeros. Otra cosa es querer impulsar su desarrollo, pero esa es otra historia. E-mail: raviles0829@gmail.com
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