Uno de los daños colaterales del conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha conllevado sanciones por parte de diversos países occidentales, es la muy improbable recuperación en el corto plazo, de los aviones de fabricación occidental que vuelan en aquel país. De acuerdo con diversas fuentes, las aerolíneas rusas están operando 980 aviones de pasajeros, de los cuales más de 750 son arrendados.
El problema tiene muchas aristas. La primera y más evidente es que 334 aeronaves son Boeing, 304 Airbus y el resto son de otros fabricantes occidentales. Las arrendadoras hacen sus contratos en dólares (y tal vez en euros) pero no en rublos. Debido a las sanciones impuestas por el sistema financiero a las empresas e instituciones rusos, sería imposible contar con los fondos para cubrir los adeudos o habría que aceptar el pago en rublos, a pesar de las restricciones.
La otra posibilidad es embargar las aeronaves o bien reclamarlas. Rusia no ha permitido los embargos e incluso ha usado sus aeronaves para repatriar a sus connacionales y al menos, por lo pronto no se vislumbra una forma rápida de rescatar los aviones, ya que el gobierno de ese país decretó la suspensión de todos los vuelos internacionales, sin soslayar que muchos espacios aéreos están cerrados para las aerolíneas rusas.
¿Qué podrían hacer las arrendadoras de aeronaves occidentales? Gran parte de ellas, como AerCap, SMBC Aviation Capital y Avolon, tienen sede en Dublín, aunque también las hay con sede en China. Su esperanza es recuperar los aparatos antes de fin de este mes. ya que sería imposible seguir financiando la operación ante la imposibilidad de dar créditos, sin contar con que hay impedimentos legales para continuar los esquemas de seguros.
Otra arista del problema son las refacciones y los servicios de mantenimiento y demás. Es evidente que las aeronaves no podrían continuar volando mucho tiempo sin estos recursos que proveen las armadoras.
Es obvio que muchas aeronaves permanecerán en tierra por las limitaciones actuales de vuelos al exterior, pero entre las arrendadoras se han prendido las alarmas debido a que luego de los reclamos de devolución de aeronaves, el Ministerio del Transporte ruso dijo que estaba analizando opciones y no descartaba la nacionalización de los bienes de las aerolíneas, incluidos los talleres establecidos y desde luego las aeronaves, como respuesta a las sanciones que le han impuesto los países occidentales.
Un punto adicional es el que ha comenzado a plantear la industria, específicamente la armadora de aviones brasileña Embraer, que se refirió a las afectaciones que tendrá este conflicto en las cadenas de suministro de los fabricantes de aeronaves. En particular se referían a materias primas que se producen en Rusia y que son básicas para la fabricación de aviones, especialmente el Titanio, pues aunque hay reservas de este material para dos años, en el futuro se sentirán las consecuencias del conflicto.
La gran pregunta, sin embargo, tiene que ver con dos aspectos de la industria aeronáutica: la primera es que durante la pandemia una buena proporción de flotas quedó en tierra y apenas se estaba recuperando el ritmo de incorporación. Este bache tendrá un efecto adverso. El otro es de más largo plazo y tiene que ver con la reconfiguración del mercado.
E-mail: raviles0829@gmail.com
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