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23/11/2024

¡¡¡Santa Requisa!!!

Rosario Avilés / Jueves, 26 Noviembre 2020 - 20:17

Rafael Peralta Rosas, quien fuera abogado laboralista de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) solía referirse a la requisa -la potestad que tiene el gobierno federal de gestinar las concesiones de servicio público federal- como ”santa Requisa”, es decir, que esta facultad permitía a las partes en conflicto (usualmente una empresa y sus trabajadores) llegar a acuerdos salariales sin que el servicio de transporte aéreo se viera interrumpido, debido a la intervención gubernamental.

Peralta la denominaba “santa Requisa” porque, gracias a este instrumento, las aerolíneas podían seguir volando, cosa que les grantizaba el futuro, mientras se llegaba a acuerdo que permitían que la empresa se recuperara o que se llegara a negociaciones buenas para las partes. 

Todavía hoy, un apartado del artículo 83 de la Ley de Aviación Civil dice que “...en caso de alteración para la economía nacional, el Gobierno Federal podrá hacer la requisa de las aeronaves y demás equipo de los servicios públicos de transporte aéreo, de los bienes muebles e inmuebles necesarios y disponer de todo ello como lo juzgue conveniente”.

Hasta 1995, cuando el gobierno federal, además de otorgar las concesiones a las aerolíneas, proveía infraestructura y combustible, una requisa era una acción común por parte del Estado. Si no era la requisa, la autoridad tomaba varias acciones ante una crisis económica o una huelga. Esto permitió que las empresas aéreas pudieran continuar volando mientras había negociaciones. Sin embargo, el esquema cayó en desuso.

No obstante, hoy en día, cuando el titular de SCT afirma que el gobienro federal no dejará que Interjet quiebre, en tanto que la jefa del SAT asegura que antes de permitir que la aerolínea siga volando es necesario que los Alemán salden sus deudas, se vé difícil que logren ambos cometidos si no recurren a una herramienta como la requisa. Y es que las deudas de Interjet superan con mucho lo que sus nuevos inversionistas están dispuestos a inyectar y es obvio que no invertirán 150 millones de dólares para que se vayan directo a la caja del SAT, mientras la aerolínea no tiene ni con qué pagar las quincenas atrasadas.

El resto de las aerolíneas, inmersas como están en tratar de salir adelante en esta grave coyuntura —por más que algunas pongan cara de poker y digan que les va de maravilla—, tendrían todo el derecho de inconformarse si acaso el gobierno federal condonara deudas o diera facilidades o créditos, a alguna en lo particular. En tal caso, cualquiera de ellas pediría el mismo trato o uno mejor, de acuerdo a su antigüedad o a sus méritos en la conectividad nacional.

No obstante, no todas estarían dispuestas a entregar los permisos y los (escasos) bienes que posea en manos de la administración pública para que la concesión sea otorgada a otros inversionistas.

Suponemos que los Alemán cederían gustosos estos activos con tal de que la empresa cambie de manos. Y sus trabajadores también. Luego, ya verá el SAT cómo le cobra a los deudores mientras la empresa se recupera. ¿Qué tal?

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.

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