Lejos están aquellos días en que piratas del aire secuestraban aviones para desviarlos a Cuba, a la Unión Soviética u otros países que estaban detrás de lo que se llamó la “Cortina de Hierro”. En ese entonces los secuestradores entraban como Pedro por su casa y con armas de variado calibre amenazaban a las tripulaciones.
Después del 11 de septiembre del 2001 las cosas cambiaron para el mundo, pero de entonces a la fecha la tecnología se ha desarrollado tanto que no hace falta portar armas largas y contar con 5 o 10 terroristas a bordo para desviar una aeronave y lograr propósitos aviesos.
Hace 4 años que un misil de procedencia aún no plenamente identificada, pero muy probablemente de fabricación rusa, derribó un Boeing 777 de Malaysia Airlines, el vuelo MH017, sin que hasta ahora se haya establecido una sanción contra los responsables. Es más, en el último año la geopolítica del planeta se ha modificado tanto que los otrora archienemigos Rusia y Estados Unidos parecen ser los mejores aliados y enfrentan juntos las hostilidades de una OTAN que no sabe muy bien cómo recomponerse.
Otro de los enigmas no aclarados fue lo ocurrido con otro Boeing 777 de la misma aerolínea de Malasia, el MH317 que el 8 de marzo del 2014 desapareció sin dejar rastro y aunque se ha dicho que se encontraron restos que probablemente pertenezcan a esta aeronave, oficialmente se suspendió su búsqueda desde enero.
Los dispositivos de rastreo que se establecieron bajo lineamientos OACI estarán transmitiendo la ubicación de las aeronaves cada 15 minutos, incluso en rutas transoceánicas y funcionarán tanto en condiciones normales de operación como en situaciones de emergencia, de tal manera que todos los operadores y usuarios podrán saber la ubicación exacta de las aeronaves de mínimo 19 pasajeros.
Esto ayudará también en casos de accidente porque el sistema será un mecanismo autónomo de trasmisión con respaldo para prevenir la pérdida de datos ante un fallo general de energía y que, por un lado, podrá lanzar la caja negra antes de un impacto y, por otro, estará enviando información de forma virtual a los dispositivos en tierra.
Tanto la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) han trabajado de la mano para encontrar soluciones a estos y otros problemas que se han ido presentando en el panorama de la aviación mundial.
La tecnología, por lo pronto, ha sido la gran aliada, aunque los temas políticos se empeñan en dificultar los buenos oficios de los técnicos y negociadores. Por ejemplo, mientras OACI y IATA anunciaban el nuevo sistema de rastreo de aeronaves, que de forma obligatoria deberán incluir todos los aparatos que vuelen a partir de noviembre del 2018, Estados Unidos ponía en alerta a diversas aerolíneas del oriente medio para obligar a los pasajeros a documentar sus laptops para evitar que detonaran bombas a bordo.
El mismo vicepresidente de Seguridad y Operaciones Aéreas de la IATA, el mexicano Gilberto López Meyer, dijo durante la reunión anual de este organismo que la solución de enviar como carga estos dispositivos para evitar actos de terrorismo sería convertir un problema de Security en un problema de Safety.
En efecto, es más fácil detectar un problema a bordo en la cabina de pasajeros, con tantos testigos presentes, que monitorear los compartimentos de carga. La tecnología de detección desarrollada por las empresas dedicadas al tema pueden ser un mejor aliado que las prohibiciones que sólo causan problemas diplomáticos y exceso de gastos.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
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