¿Otro británico se fumó un churro y se imaginó siendo el dueño de una nueva Virgin Atlántic, o estamos verdaderamente ante un nuevo Richard Branson?
Lo leo y no lo creo… Una nueva aerolínea, del otrora gran imperio que hoy encabeza el rey Carlos III, empleará como campo de pruebas y de fortuna al mercado aéreo del Atlántico del Norte a partir del año 2024, muy a la manera como lo hizo en 1984 Virgin Atlantic, la gran aerolínea del multifacético y colorido, pero hay que reconocerlo, gran empresario y aventurero londinense, Richard Charles Nicholas Branson, a cuyo nombre hay que agregar desde el año 2000 un “Sir”.
Global Airlines pretende iniciar operaciones entre algún aeropuerto de Londres (no descarto Heathrow) y Los Ángeles (seguramente LAX) y Nueva York (no me queda claro si será JFK o Newark-Liberty) con una flota de cuatro gigantes Airbus A380, configurados para alrededor de 417 asientos, lo que indica, dada la capacidad máxima del modelo de 853 pasajeros o la que se suele emplear de 525, que su modelo de negocios no será el de una low cost al estilo de un emprendimiento similar del año 1966 del también “Sir” inglés Freddie Laker, que hacia los años 80 con su famoso Sky Train operado con McDonnell Douglas DC-10-30 comenzó a hacerle mucho ruido a las “Legacy” en ambos lados del Atlántico del Norte, tanto así que se confabularon para sacarlo del mercado, sino una “Full Service”.
Tomando en cuenta la montaña rusa en la que se ha convertido la evolución del A380, con tantas aeronaves que entran y salen de almacenamiento temporal, es muy posible que Global esté haciéndose de sus aviones a precios ligeramente superiores a lo que se pagaría por el aparato, ahora sí que “al kilo”.
El paralelismo de Global Airlines con Virgin Atlantic tiene mucho que ver con la edad de sus fundadores, en el caso de la primera, James Asquith, de 31 años, y en el caso Branson, en su momento 34. La motivación de ambos de entrarle a un negocio tan complejo como el del aerotransporte, se relaciona también con la decepción que sentían al momento de concebir sus operadoras respecto a la calidad de la experiencia en las aerolíneas que empleaban. Tal y como Branson lo ha logrado con Virgin Atlantic, Asquith con Global pretende ofrecer vuelos extraordinariamente placenteros a sus pasajeros. Otra coincidencia se relaciona con la valiente decisión de emplear aviones de gran capacidad, pero de segunda mano (Boeing 747-200 en Virgin) que suponen enormes riesgos financieros para sus operadores.
“Los paradigmas no nos limitan”, se puede leer en la página web de la nueva aerolínea.
¿Será?
Tal y como la historia de la aerolínea de Branson lo demuestra, no debemos descartar que la puntada de Asquith realmente madure en un emprendimiento de aerotransporte comercial digno de mérito.
Lo cierto es que ahí está Global Airlines, comenzando a hacer ruido en mi Atlántico del Norte, mercado que me apropio por la simple y sencilla razón de haber redactado hace ya casi cuatro décadas una tesis profesional sobre estas vitales rutas aéreas, que tienen como figura histórica central otro de mis “adoptados”: Charles Lindbergh. Luego entonces, creo que a nadie debe sorprender que el tema Global forme ya parte de mis textos publicados y que me mantendré pendiente de su evolución.
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