Hacia el mes de octubre de 2018, compartí con mis estimados lectores mi sorpresa y preocupación en relación a la noticia de que Aeroméxico había decidido eliminar de sus itinerarios regulares la ruta entre las ciudades de Guadalajara, Jalisco y Cancún, Quintana Roo, cuestionando si la operadora realmente no tenía la demanda requerida entre dos importantes pares de ciudades mexicanas, por una parte la segunda urbe más importante en términos de población y, por el otro, el principal destino turístico de América Latina. Mis dudas entonces incluyeron, por ejemplo, el que los pasajeros de Aeroméxico que pudiesen o estarían dispuestos a pagar por servicios de más valor, caso de la Clase Premier de Aeroméxico, no sumasen para justificar un vuelo en la ruta, o que al pasajero leal de Aeroméxico en Guadalajara no le importase tener que conectar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México con tal de volar a Cancún, sumando horas a su viaje.
Concluí que no dejaba de resultar extraña esta decisión, que en mi humilde opinión era errónea, toda vez que hay rutas y mercados estratégicos en los que, para una aerolínea como Aeroméxico, es muy importante participar para no dejarlos totalmente en manos de su cada vez más agresiva competencia de bajos costos, que por cierto a la fecha de redactar el presente representa la totalidad de la oferta directa en la ruta Guadalajara-Cancún, tal y como existe la posibilidad real que ocurra, nada menos que el mercado entre las ciudades de Guadalajara y Monterrey, en el que Aeroméxico operaba un promedio de cinco vuelos diarios, mismo que de manera intempestiva decidió abandonar a comienzos de junio, en el marco de la suspensión de importantes rutas desde y hacia estas ciudades y destinos en los Estados Unidos.
Nuevamente surgen las preguntas:
¿En serio regios y tapatíos con buen poder adquisitivo en viajes personales o de negocios, tanto así que podrían ser clientes de un taxi aéreo van a querer volar en una aerolínea de bajo costo y, por ende, con serias limitaciones en materia de comodidad? ¿En serio Aeroméxico ya es incapaz de quitarle tráfico en una ruta como esta a Volaris o Viva Aerobus? La verdad es que no lo creo, y menos que la demanda asociada no sea lo suficientemente grande como para operar rentablemente, si bien no cinco, siquiera uno o dos vuelos al día entre estas dos zonas metropolitanas, que no dejan de ser las más grandes del país fuera de la del Valle de México.
¿A qué se debe, entonces, la decisión de salirse de un mercado aéreo que ya quisieran tener otras naciones? Buena pregunta que me cuesta trabajo responder con la palabra rentabilidad.
¿Será que la salida de la ruta Guadalajara-Monterrey es temporal? La verdad no me lo imagino, toda vez que se trata de un mercado en el que la estacionalidad no es tan marcada como en otros.
Más bien, ¿no será que el modelo de negocios de la de Andrés Conesa ahora sí ya no da para competirle a las “Low Cost” nacionales o extranjeras, lo cual, de ser cierto, debería hacer sonar alertas muy ruidosas y de intenso color rojo en la del Caballero Águila? ¿No será que no se están tomando las mejores decisiones en Aeroméxico, algo que también no sería muy buena nueva que digamos? ¿O no será que los números ya no pintan como debieran luego de su salida del Capítulo XI?
¡Quizás todo ello y más!
Lo cierto es que de la misma manera en que no me gustó la decisión de esta aerolínea de abandonar la ruta entre Guadalajara y Cancún en el año 2018, a este analista del aerotransporte no le agrada nada, es más, le preocupa bastante la cancelación de la Guadalajara-Monterrey en directo sin escalas.
Solamente falta que Aeroméxico, en una de esas, informe un día que dejará de operar, como noto ya también hizo con la Guadalajara-Tijuana, rutas sin escalas tan importantes como son la México-Guadalajara, México-Monterrey y en una de esas hasta la México-Cancún, es decir, “la gran gallina de los huevos de oro” de la aviación comercial mexicana o la México-Los Ángeles en el segmento internacional.
Insisto: hay rutas que por razones que en una de esas trascienden el concepto puro de la rentabilidad, simple y sencillamente las aerolíneas no deben o no pueden abandonar. No me imagino a un United abandonando un Chicago-San Francisco, Japan Arlines dejar un Osaka-Tokio o a Qantas un Melbourne-Sydney. ¿O usted sí, estimado lector?
En fin, así las cosas en la del Caballero Águila…
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