La importancia del Bombardier Learjet en el segmento de la aviación ejecutiva es de tal magnitud, que la marca Learjet se ha convertido en un todo un genérico de alcance global para referirse a una aeronave de pasajeros y carga a reacción de poca capacidad, tanto es así que su segundo prototipo, en este caso un ejemplar del Learjet 23 de 1962, matrícula N802L, forma parte nada menos que de la colección de emblemáticas aeronaves del Museo del Aire y del Espacio del Instituto Smithsoniano de Washington, D.C., capital de los Estados Unidos, nación de la que era originario Bill P. Lear, prolífico inventor y exitoso empresario que fundó a finales de los años cincuenta del siglo pasado la Swiss American Aviation Corporation para construir inicialmente con herramental europeo un birreactor ejecutivo entonces denominado SAAC-23, cuya producción se trasladó a Wichita, Kansas en el año 1962 cuando la empresa se convirtió en la Learjet Corporation. En el año 1967 Bill Lear vendió su participación accionaria a la Gates Rubber Company, naciendo el Gates Learjet.
La actual propietaria de los derechos de marca y producción, la canadiense Bombardier, además de citar un esfuerzo de ahorro de costos y minimización de pérdidas, argumenta para dar por terminada la fabricación del avión en este año 2021 razones de mercado, entre ellas el deseo de los clientes de emplear aeronaves ejecutivas más grandes en todos los sentidos y por ende más cómodas para atender sus necesidades de aerotransporte en un segmento que en aun en el marco de la pandemia global por coronavirus no solamente mantiene su dinamismo, sino que, ante las amenazas a la salud de los ocupantes de una aeronave de aerolínea por ejemplo, ofrece mayores grados de protección y por ende de seguridad.
Ruidoso, elegante, esbelto y muy atractivo para el espectador, el Learjet es fácilmente reconocido por usuarios y público en general y ha sido empleado en todas sus versiones ya sea para el transporte de jefes de estado y altos directivos, ambulancia aérea, taxi aéreo, plataforma militar en diversas misiones, vuelos de prueba de nueva tecnología aeronáutica y en servicios de carga aérea, en particular de embarques pequeños, pero muy urgentes, caso de los medicamentos, por ejemplo.
Poco conocida es la relación entre el Learjet y Neil Armstrong (primer hombre en la Luna) quien además de haber formado parte del Consejo Directivo de la compañía, en el año 1979 rompió varios récords aéreos mundiales en un Learjet 28.
Más mediáticamente hablando, recordemos que unos de los accidentes de más impacto en la historia de la aviación mexicana, es decir, el del político y entonces Secretario de Gobernación de México, Juan Camilo Mouriño, ocurrido el 4 de noviembre de 2008 en la Ciudad de México, tuvo como protagonista un Learjet modelo 45.
Con las debidas proporciones, claro está, me atrevo a comparar al Learjet pero en su segmento, con otro también icónico vehículo de transporte, me refiero al mundialmente popular “Escarabajo” de la constructora de automóviles alemana Volkswagen, cuyo fin de producción en su versión sedán por allá del año 2003, marcó un triste hito en la apasionante historia de esa rama en particular, tal y como habrá de suceder en la aeronáutica cuando el último Learjet salga de su fábrica en Wichita.
Tal y como sucede con los terrestres “Vochos”, dada la durabilidad, economía y prestaciones del modelo, segura y afortunadamente tendremos por bastante tiempo aún en los cielos del mundo muchos Learjets de diverso tipo y empleo.
Lo cierto es que estamos ante el fin de toda una era en materia de construcciones aeronáuticas y operación de la aviación ejecutiva, por lo tanto ante un asunto en mi opinión, digno de ser resaltado.
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