No se preocupe estimado amigo lector o lectora, en esta entrega no le voy a procurar una cápsula de historia aeronáutica relacionada al cincuenta aniversario de la puesta en servicio del icónico Boeing 747, coloquialmente conocido “Jumbo Jet”, algo que, dado el perfil favorecedor de A21 me queda claro resulta innecesario hacer.
Lo que voy a intentar hacer es presentarle a esta maravilla de la ingeniería aeronáutica que revolucionó el aerotransporte desde otra perspectiva: la de la magia del vuelo, es decir, esa que cada día se percibe menos en generaciones para las cuales volar y ver volar se ha vuelto una simple rutina. Magia que se relaciona con la capacidad que algunas aeronaves han tenido de capturar la atención en imaginación de la opinión pública, fenómeno que en mi opinión encuentra en el supersónico comercial franco-británico “Concorde” su máxima expresión.
No muy lejos en esta categoría está el 747, aeronave también llamada “Reina de los Cielos”, en la que por cierto, he tenido el privilegio de realizar 22 vuelos en los colores de 8 aerolíneas, cuyo primer vuelo comercial tuvo lugar el 21 de enero de 1970, portando los colores de su cliente de lanzamiento (Pan Am) sobrevolando el Atlántico del Norte entre Nueva York (Kennedy) y Londres (Heathrow). Luego vinieron tiempos difíciles para el modelo, en particular en los años setenta y su crisis del petróleo, al grado que su futuro se vio sumamente comprometido.
Como finalmente ocurrió con las aerolíneas, el mundo entero se cautivó, se sigue cautivando y así seguirá por muchos años con el vuelo de este gigante, tanto que me atrevo a pronosticar que seguirá operando transportando a algo o a alguien en los cielos del mundo, inclusive dentro de 50 años. No me va a tocar, pero quizás algunos de mis más jóvenes lectores de A21 podrán celebrar su centenario en el aire.
¿En qué sustento mi pronóstico?
Veamos:
Si bien en lo que se refiere al aerotransporte de pasajeros, el 747 ha sido virtualmente superado y por ende reemplazado por otros modelos, luego de una exitosa carrera en decenas de aerolíneas de todo el mundo (ninguna de ellas por cierto mexicana), gracias a sus prestaciones, el “Jumbo” sigue y seguirá siendo por décadas una excelente y confiable plataforma logística, tanto así que, si bien a cuentagotas, seguirá siendo fabricado por unos años más.
Lo veo además como una de esas aeronaves tan bien diseñadas que manteniéndolas adecuadamente, por lo menos por razones técnicas, no tienen fecha de retiro, de ahí que no descarto que los últimos ejemplares producidos, puedan resultar rentables de operar cuatro décadas después de haber hecho su primer vuelo, lo cual valida la hipótesis de su eventual centenario en el aire.
Esa me parece una excelente noticia, en especial para los amantes de lo aéreo, quienes no dudamos de pasar una tarde entera esperando en algún punto de observación aeroportuario el aterrizaje o el despegue de un 747, tanto o más que lo hacemos con el Airbus A380 de mayores dimensiones y peso, pero al final de cuentas no tan atractivo como el “Jumbo”.
Así, aeropuertos como el “Benito Juárez” de la Ciudad de México; un destino natural de este gigante, y en el que desde el año 1970 lo hemos recibido en vuelos regulares y chárters con decenas de libreas de aerolíneas de pasajeros y carga, seguirán siendo por muchos años más sus nidos.
“El día en el que los seres humanos dejen de voltear al cielo, reaccionando al sonoro llamado de un aspa en movimiento, las aeronaves no serán otra cosa que simples medios de transporte, y la aviación, tal y como la conocemos y amamos, dejará de existir…”, escribí alguna vez.
El Boeing 747 llama como ninguna otra aeronave todavía en vuelo la atención de los terrestres, por eso, no me canso de saludarla y como en esta oportunidad, de celebrarla.
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