El pasado 30 de octubre –sin bombo, platillo ni el acostumbrado baño de agua de despedida por parte de los bomberos– tuvo lugar la última operación programada de un Boeing 747 bajo los colores de la aerolínea inglesa British Airways en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). La aerolínea decidió reemplazarlo por los flamantes y modernos Boeing 787-9, luego de haber empleado en el aeropuerto capitalino sus versiones 100, 200 y, finalmente, la 400.
De esta manera, la que se hace llamar “la compañía aérea favorita del mundo” se suma a tradicionales operadoras del “Jumbo Jet” que han dejado de usarlo en las instalaciones del AICM, caso de Air France o Iberia, con la diferencia que estas aerolíneas se deshicieron por completo de sus flotas de 747, forzando así cambios en los equipos destinados hasta la fecha a los cielos del Valle del Anáhuac: la primera recurriendo al gigantesco Airbus A380 y la segunda al esbelto y largo Airbus A340-600, mientras que la decisión de la británica de sustituirlo por 787 obedece a un cambio de estrategia para este mercado, desplegando los 747 hacia otras geografías.
Quizás sea oportuno recordar que la ruta directa Londres-México, otrora en manos exclusivamente de British, comenzó a tener competencia de sus contrapartes de nuestro país, iniciando por Mexicana de Aviación, que recurrió al Boeing 767 para volar al aeropuerto de Gatwick desde el año 2009; y más recientemente, los equipos 787-8 de Aeroméxico, que aterrizan desde el 2012 nada menos que en Heathrow, principal aeropuerto inglés.
Si bien no cabe duda que el “Dreamliner” es una maravilla técnica que seguramente contribuirá a la rentabilidad de la ruta a México y a la satisfacción de los usuarios, para algunos entusiastas de la aviación comercial –como el que suscribe esta nota–, el cambio significa un retroceso y una pérdida sensible en las operaciones del AICM. Y es que, siendo honestos, un 787 nunca llamará la atención, ni cautivará a propios y extraños, como lo hace la “Reina de los Cielos”.
Todo parece indicar que el de Lufthansa será el último 747 de pasajeros que opere regularmente en el AICM donde, tras una primera visita en vuelo de demostración realizada en el año 1970 por un 747-200 (que eventualmente formaría parte de la flota de Northwest Orient), al año siguiente se comenzaron a recibir vuelos de itinerario con este tipo de avión, inicialmente bajo los colores de KLM y haciendo escalas en Montreal (Dorval) y Houston (Intercontinental, hoy día Bush), procedentes de Ámsterdam, Holanda.
Y digo "todo parece" consciente de que, en una de esas, la alemana lo podría reemplazar pronto por el A380 en lo que a servicios a Fráncfort se refiere. En tal caso, sería nuevamente la holandesa la que marque el hito de operar también el último vuelo regular de pasajeros en el AICM con este modelo, algo que podría suceder hacia finales del 2018 o comienzos del 2019, conforme termine de retirar del servicio sus 747-400. Es más, se especula que su último vuelo despegaría de México, tal y como ocurrió con el de Air France.
Afortunadamente podemos seguir contando con los cargueros que, en diversas versiones y atractivas libreas, aún frecuentan la pista “cinco derecha” de nuestra terminal aérea, y seguramente lo harán aun por muchos años en el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Entonces, a disfrutar de la magnificencia de un 747 de pasajeros operando por estos rumbos mientras sea posible. En tanto: Goodbye, British Airways 747!
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